En 2016, muchos supermercados han expresado su renovado compromiso con la sostenibilidad, especialmente en el contexto de las bananas y, en menor medida, en el de las piñas. Algunas cadenas, como Lidl y Aldi, prometen que sus bananas están completamente certificadas, y afirman que son "bananas sostenibles". En palabras de Jon Covey, director de compras de frutas y hortalizas frescas de Lidl, Reino Unido: "Este paso es otro hito en la ambición de Lidl de proporcionar a sus clientes productos obtenidos de forma sostenible".
Puede resultar sorprendente que estos minoristas de superdescuento, Lidl y Aldi, estén apartándose de una agricultura industrial muy contaminante y con salarios bajos para dirigirse hacia "sistemas sostenibles" supuestamente más responsables socialmente y respetuosos con el medioambiente. Por otra parte, otros minoristas grandes, como Tesco y Asda en Reino Unido, y Edeka y Rewe en Alemania, están siguiendo sus pasos muy de cerca.
En general, el resto de minoristas europeos considera problemáticos a los minoristas de superdescuento, ya que han experimentado un gran crecimiento desde la crisis económica de 2008 y, en 2014, ya habían abarcado el 17% del mercado minorista de la UE. El desafío que suponen para los supermercados tradicionales es que ofrecen a los consumidores más apurados precios aún más bajos que los de los supermercados e hipermercados, ya de por sí muy competitivos, y las grandes cadenas consolidadas se han visto obligadas a intentar igualar esos precios. Dado que los consumidores pagaban menos, los precios que se pagaban a los productores de bananas también se vieron obligados a reducirse (un 20% entre 2001 y 2014); y, a su vez, estos tuvieron que encontrar maneras de reducir los costes de producción, que ya se habían recortado tras años de presión por parte de los supermercados.
Muchos de estos costes, como el transporte y los productos agroquímicos, no se podían reducir. De hecho, ocurrió lo contrario, se encarecieron mucho durante ese periodo. Entre 2001 y 2015, los costes de transporte aumentaron un 233%; los de los fertilizantes y pesticidas, un 195% de media, y los de los materiales de envasado, un 150%. Había que ahorrar por otro lado. La mayoría de plantaciones ya habían reducido sus costes hacía tiempo, así que los únicos ámbitos que quedaban por recortar eran los salarios de los trabajadores y el gasto en protección medioambiental.
Muy lejos de ser adalides de la sostenibilidad, muchos percibían entonces a los minoristas de superdescuento como sus principales agresores y promotores de la carrera hacia el fondo.
Por lo tanto, no es sorprendente que algunos comentaristas hayan recibido con entusiasmo el anuncio de las "bananas 100% sostenibles". Sin duda, si hasta los minoristas de superdescuento se vuelven "verdes", el futuro de la producción de alimentos está garantizado, ¿verdad?
Sin embargo, como siempre, los problemas se esconden en los detalles y, al examinar la realidad del día a día en las plantaciones, no todo es de color rosa.
Durante varios años, muchos supermercados han ofrecido productos que, supuestamente, son sostenibles (o, al menos, más sostenibles que los convencionales). Tanto los productos de Comercio Justo como los ecológicos ofrecen beneficios muy tangibles, pero suelen ser más caros para los consumidores.
Estos altos precios financian sistemas de producción en los que los trabajadores y el medioambiente reciben un trato más justo y cuidadoso. Sin embargo, en la mayoría de supermercados, estos productos representan un porcentaje muy pequeño de las ventas totales y la mayoría de consumidores prefiere las bananas y piñas convencionales, que casi siempre son mucho más baratas.
Lo novedoso sobre las declaraciones de este año es que, en el futuro, no solo serán sostenibles las frutas ecológicas y de Comercio Justo, sino también las convencionales y baratas. En el caso de Lidl y Aldi, todas las frutas que no tengan ya la etiqueta de Comercio Justo estarán certificadas por la Rainforest Alliance, primero en Reino Unido y Alemania, y más tarde se espera también en el resto de países de la UE.
Supuestamente, la certificación de la Rainforest Alliance (simbolizada por su logotipo de la rana verde) garantizará la sostenibilidad sin aumentar los bajos precios que esperan los consumidores de los minoristas de superdescuento.