Guillaume Thomas es un experto y comprador de frutas y hortalizas en la cadena de supermercados 'Bio NaturéO'. En Francia, la oferta de frutas y hortalizas ecológicas está aumentando muchísimo. "Hace unos años, había principalmente productos holandeses y alemanes. Hoy en día encontramos cada vez más productos franceses, pero también productos italianos, españoles, marroquíes y tunecinos. La demanda también aumenta, principalmente porque la gente quiere comer productos saludables sin pesticidas".
La gente compra productos ecológicos según sus necesidades. "Hay consumidores que comen 100% ecológico. Algunos compran todos los productos básicos, como harina, aceite y mantequilla, ecológicos. Un tercer grupo come casi en su totalidad ecológico, pero se permite pequeños caprichos, como los melocotones, que son demasiado caros si son ecológicos".
"Con los ecológicos, estamos mucho más cerca del ciclo natural que con los convencionales. Los productos crecen cuando crecen. Nuestros consumidores están intentando comer frutas y hortalizas de temporada, pero sorprendentemente, no comprenden cómo va una temporada. Por ejemplo, hemos ofrecido los primeros espárragos porque la cosecha ya está lista. En teoría, la temporada de espárragos comienza en abril o mayo, y hay algunos clientes que se niegan a comprar espárragos porque, en su opinión, no es la temporada".
Uno de los avances de los últimos años es que los productores se reagrupan más para escalonar la producción. "La planean, para no producir la misma variedad al mismo tiempo. Esto evita brechas en la producción, así como la sobreproducción de algunos productos. Los consumidores prefieren los productos locales, pero una producción así es muy difícil de llevar a cabo; todo crece en todas partes. Las frutas exóticas, por ejemplo, tienden a llegar de diferentes lugares".
Guillaume no cree que toda la producción francesa pueda ser ecológica a corto plazo. "El sector ecológico todavía no puede alimentar a toda la población. En 2016, tuvimos una cosecha de cereales ecológicos desastrosa. Si el 80% de la producción de cereales hubiera sido ecológica, Francia e incluso Europa hubiese tenido escasez. Se siguen investigando las variedades más resistentes a la sequía y la enfermedad, pero no trabajamos lo suficiente en ello. Por supuesto que me gustaría que toda la producción fuera ecológica, especialmente por el medio ambiente, así como para la salud de los consumidores y la salud de los agricultores, pero aún es demasiado pronto".