“Las telas utilizadas para fabricar mallas a menudo tienen diferentes pesos. Los compradores suelen pensar que las mallas más pesadas son de mejor calidad, pero no es cierto”, explica Paolo Arrigoni (abajo en la imagen), director gerente de una compañía líder especializada en la producción de mallas y telas de alta resistencia y larga vida.
(Foto de FreshPlaza)
“De hecho, en todos los casos en que se necesita una buena eficacia, el peso se considera un factor negativo. Pensemos en los coches de carreras; los materiales más ligeros como la fibra de carbono hacen que los vehículos sean más resistentes y más fáciles de manejar. Lo mismo ocurre con los seres humanos; las personas de peso más elevado raramente tienen una ventaja física sobre quienes pesan menos y tienen un entrenamiento adecuado”.
“En el caso específico de las mallas agrícolas, el uso de polímeros de calidad pobre, una concentración alta de material reciclado o el procesamiento en plantas antiguas lleva a la producción de telas más pesadas que, de hecho, producen el mismo efecto que se puede lograr con unas más ligeras fabricadas usando polímeros de primera calidad o en plantas de vanguardia”.
Comparación de las pruebas de tracción realizadas a la tela de Arrigoni (fucsia) y un producto de la competencia (azul). El producto de la competencia tiene una resistencia menor.
“Nuestra malla antiinsectos pesa 128 gramos por metro cuadrado, mientras que la de la competencia pesa 147 gramos. Tienen el mismo uso, pero la última está obesa, tiene menor fuerza muscular y está saturada por una masa de lorzas inservibles. Deja pasar menos aire, ya que su mayor masa reduce el número de agujeros por unidad o, en otras palabras, es menos porosa”.
Lo que es más, las “mallas con sobrepeso” ejercen más presión sobre la estructura de soporte porque se mueven más cuando hace viento, pero no son más resistentes y, de hecho, dejan pasar menos aire.
Si tomamos en consideración una malla antiinsectos con agujeros de 0,27 x 0,83, la diferencia de tela puede afectar fuertemente al paso de aire (permeabilidad) y a la superficie vacía de la malla (porosidad).
La siguiente gráfica muestra cómo el flujo de aire (fucsia) disminuye conforme aumenta el peso de la malla. En particular, con hebras con un espesor superior a 0,23 mm, el flujo de aire es menor de lo que se podría pensar.
Flujo de aire a través de una tela con diferentes diámetros de hebra. Flujo de aire (fucsia) y superficie vacía (azul).
“Si comparamos una tela tejida con hebras de 0,23 mm con una tejida con hebras de 0,25 mm, se observa que la primera tiene un flujo de aire del 43,4%, mientras que la otra solo tiene un flujo de aire del 34,4%, lo que significa que la cantidad de aire que pasa por la primera tela es un 26% mayor en las mallas. Por tanto, hay que escoger la opción más ligera para los cultivos”.
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