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Competencia para Chile: Perú ¿el nacimiento de un gigante?

En cuatro años pasaron de exportar 50 millones de dólares a US$ 210 millones en uvas, sin hablar de paltos y cítricos. El vecino está en el camino que Chile recorrió en los últimos 35 años, con la ventaja que aprenden de los que fueron nuestros errores.

La batalla gastronómica, por zanjar quién es el inventor del pisco sour, sería una alpargata frente a lo que estaría por venir: una verdadera competencia, donde los soldados serían reemplazados por agricultores, y las armas por uvas, paltas y cítricos. Tal cual. Una batalla agrícola de proporciones.

Los más fatalistas temen lo peor para el país. Una cruda postal con campos abandonados, mercados perdidos, fruta rematada a precios irrisorios e incluso envíos en puerto que, sin encontrar rumbo, terminan pudriéndose a la espera de un comprador. Triste.

Todo desencadenado por el pujante desarrollo del agro peruano, especialmente de algunos cultivos que entran a competir directamente con Chile. Lo que se vive en el agro de ese país es una verdadera revolución interna, con inversiones gigantescas, impulso estatal y mucha tierra incorporándose a la producción. Tal es el boom que incluso la semana pasada se realizó en Perú, uno de los simposios de la uva más relevantes del año, lo que refleja el despegue de la fruticultura en ese país. Para muchos, el vecino del norte está en el mismo camino que Chile ya recorrió, pero con la ventaja de que han aprendido de nuestros errores.

De ahí el temor nacional ante el despegue productivo de frutas como la uva, los paltos y cítricos que se vive en Perú, donde valles a un costado del Océano Pacífico, como el de Ica en la costa sureña, o el de Piura en la costa norte, prometen.

“Hace 10 años, al ver un gráfico de exportación de uva, palta, cítricos, páprika o alcachofas, estábamos en el ítem OTROS”, se ríe Gustavo Guerrero, encargado de producción hasta el mes pasado de la empresa agrícola Campo Sol, una de las más relevantes del país. Y tiene razón. La idea de pensar en Perú como potencia agrícola es reciente.

Al contrario de Chile, donde hay familias que tienen un historial familiar agrícola y campos desde los tiempos del tatarabuelo, en Perú el fenómeno es nuevo, y se ha desarrollado de la mano de grandes empresas o holdings. Las mismas que parecieran no tener límite en sus inversiones ni en las superficies que siembran o plantan. Los empresarios peruanos que están apostando por el campo, lo hacen en grande. Lo mínimo que compran son 100 hectáreas, las que llegan incluso a cinco mil.
Tal como se ve, la apuesta peruana por el agro va en serio.

Con las prioridades agrícolas enfocadas hacia la agroexportación, como líder en espárragos, con la incursión exitosa en uvas, paltos y cítricos (además de los mangos, bananas, café y hortalizas como las alcachofas, pimientos y cebollas), y con tratados y acuerdos firmados con EE.UU., China, India y algunos países árabes, más diálogos con México, América Central, Japón y Asia; la situación es al menos inquietante para Chile. Ica y Piura, las niñas bonitas.


Revista del Campo
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