El ajo, medicina natural sin efectos secundarios
Los participantes que tomaron cuatro cápsulas de extracto de ajo al día mostraron una menor presión arterial que los que recibieron un placebo, afirma el estudio publicado en la revista Maturitas.
Desde hace tiempo se cree que el ajo puede tener beneficios para el corazón.
En ensayos previos se ha demostrado que los suplementos de este bulbo reducen los niveles de colesterol y la alta tensión arterial en las personas que no han recibido tratamientos contra el trastorno.
En el nuevo estudio, los científicos de la Universidad de Adelaida, Australia, analizaron los efectos de cuatro cápsulas al día de un suplemento llamado extracto de ajo envejecido, durante 12 semanas.
Los expertos subrayan que las personas que deseen tomar suplementos de ajo deben consultar a su médico ya que el ajo puede adelgazar la sangre o interactuar con algunas medicinas.
Una herramienta adicional útil para tratar la hipertensión
Usos
El ajo pertenece a la familia de las Liliáceas, que abarca unas 3.500 especies de plantas herbáceas y árboles. El género Allium, que incluye también hortalizas tan conocidas como las cebollas, las cebolletas, el cebollino y el puerro, el ajo es el más importante de esta familia.
Las propiedades saludables del ajo como condimento y medicamento ya eran conocidas por los antiguos egipcios, hebreos y romanos. Su uso terapéutico quedó relegado a favor de su uso como condimento.
De Asia
Según los historiadores, el ajo procede de los países del centro de Asia -en concreto del Allium longicuspic, una variedad de ajo endémica de Asia central-, desde donde se propagó al área mediterránea y, de ahí, al resto del mundo. Hay evidencias de que el ajo ya se consumía en Egipto hace 5.000 años. Durante siglos el consumo de los dientes de ajo ha estado ligado a la medicina popular. Un papiro egipcio del siglo XV antes de Cristo, el Codex Ebers, incluye 22 fórmulas en las que se nombran los ajos para luchar contra dolencias como cardiopatías, cefalalgia, mordeduras, lombrices, tumores y otras.
Fuente: Opinión de Bolivia