Los estadounidenses consumen un promedio de casi seis kilos de fruta chilena per cápita al año
Sin embargo, el volumen aún es bajo, si se considera que el consumo promedio de fruta en el país norteamericano asciende a 110,6 kilos por persona. También si se toman en cuenta los 1,7 millones de toneladas de fruta fresca chilena que se enviaron en 2011 a ese país.
En el caso de la Unión Europea (UE), el consumo per cápita de fruta chilena también es bajo, representando el 1,37% de la demanda total de las 15 principales naciones del continente. El consumo per cápita en dicha zona asciende a 101 kilos, de los que Chile sólo toma 1,38 kilos.
El informe señala que este bajo nivel obedece, en parte, a que EE.UU. y la UE tienen una alta demanda de frutas tropicales (bananas y mangos, entre otras) que Chile no produce. También influye que estos mercados tengan una producción interna que incorpora varias de las frutos de exportación chilenas. Así, los envíos satisfacen la demanda cuando esos destinos están fuera de temporada.
Espacio para crecer
“La fruta se consume más durante el verano en esos destinos, y Chile ha logrado posicionar sus productos durante el invierno”, comentó el presidente de la Federación de Productores de Fruta, Cristián Allendes
Además, sostuvo que aún queda espacio para crecer, porque, pese a que EE.UU. y Europa siguen siendo los dos principales mercados para las frutas chilenas, el foco de las empresas ha estado en Asia.
“En Europa perfectamente se puede crecer un 50% sobre la cifra actual, y en Estados Unidos un 30%”, afirmó.
Mientras tanto, el ministro de Agricultura, Luis Mayol, destacó que Chile es el principal exportador de uva fresca y arándanos en el mundo. De hecho, el estudio muestra que el 14,4% del arándano que consume la UE es chileno. Mientras que en EE.UU. es del 33%.
En el caso de la uva de mesa, Chile abastece el 15% del consumo estadounidense, y un 4,3% de la Unión Europea.
El 21,7% del mercado global de uva de mesa es abastecido por Chile, con envíos por más de US$ 1.500 millones en 2011.
Fuente: El Mercurio