Actualmente, el sector del ajo italiano sigue sintiendo los efectos derivados de la baja calidad cosechada el año pasado, lo que ha llevado a una reducida disponibilidad de producto para la venta. "Entre las consecuencias, ha habido compras significativas de ajo argentino, así como de Chile y Perú, tanto por parte de los profesionales del sector como de algunos actores ajenos a este", declara Antonio Tuccillo, director de la empresa italiana Agrimpex Farming.
Ajo argentino.
"Los actuales precios elevados alcanzaron su punto máximo en el momento en que el producto argentino llegó al mercado, coincidiendo con la escasez de existencias españolas y, en general, de toda Europa", continúa Tuccillo. "El producto chino se ha comercializado muy bien, con precios bastante altos y cantidades que, desde enero hasta hace unas semanas, se han revelado insuficientes para el mercado europeo debido al retraso en las entregas, ya que las compañías navieras se han visto obligadas a navegar por el cabo de Buena Esperanza. De hecho, en algunos casos, los tiempos de entrega de los contenedores se han duplicado".
"En las últimas semanas hemos iniciado la importación de ajo fresco desde Egipto, y también para este producto los precios han sido más altos que los de la temporada anterior. El alto nivel de precios se debe a la menor producción en el país norteafricano y a la consiguiente subida de precios en el mercado interno", explica Tuccillo. "Desde Turquía llegan noticias de una temporada normal, con previsiones de una cosecha satisfactoria. El ajo fresco turco estará disponible en Italia a finales de abril, mientras que para el ajo seco habrá que esperar hasta junio-julio".
Ajo egipcio.
En los mercados español e italiano, sobre todo, se ha producido una escasez de oferta de ajo seco, y los precios siguen aumentando por semana, de acuerdo con Tuccillo. "Las existencias en los almacenes refrigerados en Europa son mínimas y se ha sustituido el producto europeo por el argentino, que este año es de buena calidad. Además, desde España se destaca la reducción de la superficie cultivada de ajo, que para la nueva cosecha deja prever un inicio de mercado a precios sensiblemente altos".
"Esperemos que el tiempo nos acompañe y permita una cosecha de buena calidad, prevista en mayo-junio, y la posterior maduración del ajo de manera adecuada, sin daños y con menores gastos de producción. Ojalá los productores de toda Europa tengan una temporada más rentable y no abandonen el cultivo", concluye Tuccillo.
(Fotos del artículo proporcionadas por Antonio Tuccillo)
Para más información: agrimpexfarming.it