En la campaña pasada, la industria peruana del mango consiguió un récord histórico: 7,900 contenedores exportados, entre fruta fresca y procesada. El 90% de la fruta salió desde el puerto de Paita, en Piura, donde precisamente se produce el 75% del mango peruano. El resto se cultiva en Lambayeque (15%) y en Ancash (10%), en los valles de Casma. De esos 7,900 contenedores, 7,100 se fueron por vía marítima y el resto entre trasporte aéreo y terrestre, este último exclusivamente para el mercado chileno, según los datos que maneja la Asociación Peruana de Productores y Exportadores de Mango (APEM).
Juan Carlos Rivera, gerente general de la APEM, cuenta que la industria del mango en Perú es una potencia mundial desde hace una década y que uno de los principales logros fue haber desplazado a Brasil como el segundo exportador. México, al igual que ocurre con la palta, aún lleva mucha delantera, pues tiene al gran mercado de EE UU a un costado.
¿Por qué es tan bueno el mango peruano? Rivera responde: “El mango requiere de mucho calor, de diferencias de temperatura entre el día y la noche. En Piura, el clima seco y con muchas horas de sol, es propicio para el mango. Eso le otorga buenas cualidades organolépticas y no se necesita aplicar muchos productos fitosanitarios porque la presencia de plagas no es mucha. Eso nos diferencia mucho de la producción ecuatoriana, por ejemplo”.
El problema del mango es que no tiene mucha vida de poscosecha. Desde que se recolecta hasta su muerte definitiva pasan no más de 40 días. Y hay una semana entre que se cosecha y se embarca. Esa es la principal dificultad.
Las últimas lluvias no afectaron al cultivo, ya que el mango es un fruto tropical, así que las lluvias le hicieron bien pues los suelos se hidrataron, se llenaron de limo las tierras, se fortalecieron los árboles y eso devino en una buena floración. Por ello, el Gerente General de APEM espera una buena producción en esta campaña, la que, pronostica, será igual o mejor que la pasada.
¿No existe una sobreproducción en la industria manguera peruana que podría tener como consecuencia precios bajos? “No creo”, dice Rivera. “Lo que hay es falta de eficiencia. Son 315,000 toneladas las que se producen en general y hay, más o menos, 28,000 ha sembradas”, añade. El gran reto de los productores (pequeños, medianos y grandes) es mejorar los rendimientos productivos, cuyo promedio está en las 11 t/ha. “Se podría decir que hay un equilibrio entre la oferta y la demanda, pero nosotros tenemos un potencial mucho mayor”, subraya el gerente sobre una industria que hoy por hoy es muy atomizada, porque las casi 28,000 ha están en manos de 14,000 productores. “Con 2 ha no se puede llegar a eficiencia, a una economía de escala. La producción de mango es como un archipiélago: son miles de islas produciendo. Esa es la razón de nuestra debilidad y fortaleza. Por ello, también podría decirse que el mango es un cultivo inclusivo; ¿cuántos poseedores de tierra de uva hay en el Perú? Pocos. Pero de mango hay miles”, sostiene Rivera.
Sueño asiático
En relación a los mercados, desde un punto de vista fitosanitario, sostiene que Perú está en todos los lugares donde debería estar. La meta ansiada, sin embargo, sigue siendo Asia. Ya están abiertos Corea, Japón y China. Sin embargo, aún no se puede llegar con volúmenes grandes a Asia en barco: el tiempo de tránsito y la vida de poscosecha del mango no lo permiten. Se necesitan barcos más rápidos. “Cuando los mangueros se van a dormir sueñan con vender mangos a los chinos vía marítima”, apunta Rivera.
Otro punto sensible tiene que ver con la logística; el traslado de la puerta del empaque a la cubierta del barco, es muy caro; el doble de lo que cuesta en Ecuador. Allí, por ejemplo, ese servicio cuesta US$600, mientras que en Perú, US$1,200.
Pero el mango pasa por un momento excelente en el Perú, y en la campaña que viene se hará más evidente aún. La economía de los agricultores en la región Piura viene golpeada, y la luz al final del túnel podría ser esta campaña de mango, sobre todo para aquellos que además producen uva de mesa. Pero Rivera remarca que los retos son dos: “llegar con la fruta al mercado asiático y ser más eficientes en la productividad”.
Fuente: redagricola.pe