Las bananas, una importante fuente de potasio, vienen en su propio envoltorio biodegradable, lo que las convierte en una fruta práctica y muy consumida en los EE. UU. Desempeñan un papel esencial en la dieta estadounidense, con un consumo que supera el 20% de la ingesta total de frutas frescas, que ha aumentado de 42 a 62 kilos por persona al año durante los últimos 50 años. A pesar de esta diversidad y crecimiento en el consumo de frutas, las bananas mantienen su posición como opción predominante.
Disponibilidad en libras per cápita (1 libra = 1,54 kilos).
Sin embargo, la industria mundial de la banana, valorada en 12.000 millones de dólares y que abastece a más de 100 países con bananas de todas las variedades, fundamentales para el mundo en vías de desarrollo, enfrenta una grave amenaza: el Fusarium raza 4 tropical (R4T). Esta cepa de hongo transmitido por el suelo, capaz de volver los campos infértiles para el cultivo de banana, se está extendiendo progresivamente por todo el mundo, a pesar de los esfuerzos de contención. Este desafío no carece de precedentes, ya que la industria se topó encontró una amenaza similar a principios del siglo XX con el mal de Panamá, que devastó de manera similar los cultivos de banana.
El futuro de las bananas presenta un escenario donde el optimismo está justificado, con la posibilidad de que los avances científicos y los enfoques racionales prevalezcan en la educación de los consumidores y las estrategias de marketing. Las actuales amenazas a las que se enfrenta la industria bananera, tanto a nivel local como mundial, podrían catalizar mejoras significativas y fomentar la diversidad dentro del sector. El desarrollo de variedades de banana resistentes a enfermedades como el mal de Panamá y la sigatoka negra es una prioridad para los productores. Además, la introducción de una característica que evite el pardeamiento podría minimizar el desperdicio de alimentos a lo largo del proceso de distribución y en los hogares.
Fuente: forbes.com