“Antiguamente", explica Steenkiste, “bajo el dicho 'es un producto natural', la gente aceptaba el hecho de que hubiera tres o cuatro manzanas estropeadas en cada remesa, pero esos tiempos ya pasaron. Ni los supermercados de precios bajos, como norma general, aceptan defectos en un envío de patatas. El personal del sector se preocupa por ofrecer el mejor producto posible".
Bélgica todavía no está muy adelantada con las variedades locales, según Steenkiste. “El sector está tratando de promocionarlas, pero todavía no han tenido éxito". Para los productores y distribuidores es difícil anticiparse a las tendencias del mercado. Hace algunos años, los belgas estaban interesados por los productos de lujo, más que los holandeses, pero ahora la tendencia se está invirtiendo. Los compradores belgas, aburridos de la intrincada diversidad de patatas, parecen regresar a las bolsas corrientes. "Si he aprendido algo", explica Steenkiste, “es que a toda tendencia sigue una contra-tendencia. Una empresa como la nuestra prospera haciendo esta clase de predicciones. Warnez todavía es un participante destacado del mercado".