Desde entonces, la empresa ha comenzado a retirar las cepas macho del huerto y la organización Kiwifruit Vine Health ha establecido una zona controlada que afecta a 102 huertos.
"Hay muchos productores disgustados, pero esto no solo les afecta a ellos, hay muchas personas involucradas", explica Curtis.
Esta semana se ha celebrado una reunión que ha congregado a 300 personas que han oído la realidad de la situación, que la PSA está aquí, aunque también han recibido información esperanzadora. Les han dicho que una respuesta proactiva a la situación podría suponer una oportunidad para llegar a cosechar los kiwis dorados.
En la región se reforzará el control y se iniciará la vigilancia para detectar los primeros indicios de la enfermedad.
"Si los productores pueden llegar a Navidad sin resultar afectados, tendrán una buena posibilidad de conseguirlo. Probablemente muchos lo hagan".
Fuente: stuff.co.nz (en inglés)