"Mientras no haya suficiente demanda de estos productos por parte de los agricultores y el público en su mayoría no acepte la tecnología, no tiene sentido nadar a contracorriente", decía Ursula Luettmer-Ouazane el domingo, confirmando la información ofrecida por el diario alemán TAZ.
Sin embargo, Luettmer-Ouazane apuntó que esto no era nada nuevo, pues Monsanto no ha solicitado permiso para cultivar variedades de plantas modificadas en Europa durante los últimos dos o tres años.
"Es evidente que Europa necesita más tiempo, mientras que otras regiones han aceptado más de buena gana nuestros conceptos", añadió.
Actualmente, Europa solo representa aproximadamente el 12 % de las ventas globales de Monsanto, que rondan los 13 500 millones de dólares. La empresa agrícola, asentada en San Luis (Misuri, EE.UU.), publicó su pronóstico anual la semana pasada por segunda vez en menos de dos meses, principalmente ante la demanda continuada de semillas de maíz y herbicidas.
No obstante, las protestas públicas en Europa han seguido dificultando la situación de la empresa en países como Alemania. Ocho gobiernos nacionales de la Unión Europea ya han prohibido el maíz MON810 de Monsanto y otras formas de cultivos modificados genéticamente en Europa. Alemania prohibió el MON810 en 2009. Actualmente, el maíz solo se cultiva en Portugal, España y algunos países de Europa del Este.La competencia de Monsanto, en particular la empresa CropScience de Bayer AG, Syngenta y BASF, ya han retirado en gran medida los cultivos modificados genéticamente de los mercados como Alemania, pues la mayoría de consumidores se muestran escépticos sobre el uso de estos organismos. BASF anunció en enero que había dejado de buscar la aprobación de sus patatas modificadas genéticamente en Europa ante la oposición conjunta de consumidores, agricultores y legisladores.
Actualmente, Monsanto se encuentra en el centro de varias batallas de relaciones públicas. Hace dos semanas, las autoridades estadounidenses anunciaron que habían descubierto trigo resistente a los herbicidas en una finca agrícola de 32 hectáreas en Oregón. El Departamento de Agricultura del país dijo que este trigo era de la misma cepa que un trigo creado mediante ingeniería genética o modificado genéticamente y resistente a los herbicidas que Monsanto había probado entre 1998 y 2005 que no llegó a aprobarse.
Como resultado, la Unión Europea comunicó a sus estados miembros que verificaran las importaciones de esta zona, mientras que los molineros surcoreanos decidieron suspender las compras.
Fuente: marketwatch.com