“Las explotaciones de coco que lo han usado hablan de erradicación comenta en siete o diez días”, señala Bernard Canapi, director de país de Sinochem.
Cropguard ha sido aprobado por la Autoridad de Fertilizantes y Pesticidas y se le ha concedido el permiso de uso en situaciones de emergencia.
“Cropguard es una base orgánica elaborada totalmente a partir de un vegetal comestible y no está considerado como contaminante orgánico”, explica Canapi. “Es seguro tanto para los cocoteros como para los agricultores”.
El director gerente de Chemrez, Jun Lao, indica que Cropguard ha recibido varias autorizaciones y certificaciones.
Está registrado como producto orgánico para la agricultura ecológica con BASF en cumplimiento de la Ley de Agricultura Ecológica. Ha sido aprobado por el Instituto de Productos Orgánicos para su uso en la producción ecológica y en el procesamiento de productos bajo el Programa Ecológico Nacional del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. En general, se considera seguro por parte de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos.
“Queremos ofrecerles a los agricultores una opción orgánica contra el cocolisap”, dice Lao.
Su eficacia ha sido probada en Calabarzon y Basilán, donde existe una fuerte infestación de Aspidiotus rigidus.
Los agricultores se oponen al uso de neonicotinoides debido a sus supuestos efectos negativos, como el envenenamiento del xilema y el floema de los árboles.
El Gobierno ha destinado 460 millones de pesos filipinos para la puesta en marcha de la primera fase del proyecto, que irá de junio a agosto, mientras que se han asignado 204 millones y 88 millones de pesos para la segunda y tercera fase, respectivamente.
Fuente: businessmirror.com.ph