El sector agroalimentario está fuertemente amenazado por el cambio climático y, a su vez, provoca un elevado volumen de emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar de que existe un creciente interés en las cuestiones relacionadas con el cambio climático, en la actualidad, hay muy pocas empresas del sector agroalimentario en Italia que estén llevando a cabo activamente los programas o acciones dentro de sus cadenas de distribución para compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. En este aspecto, el país va por detrás de varios otros y debe adaptarse a las nuevas exigencias lo antes posible.
Realizar un seguimiento y la respectiva cuantificación de las emisiones de CO2 siguiendo principios científicos reconocidos internacionalmente es el primer paso para implementar una estrategia de reducción creíble y satisfacer la crecientes exigencias de sostenibilidad que impone el mercado y la legislación vigente. El objetivo último es la neutralización de los efectos climáticos de las cadenas de distribución.
Los últimos decretos legislativos relacionados con los alimentos y la cadena de distribución que promueven un círculo virtuoso de las cadenas de suministro sostenibles en Italia pueden resumirse de la siguiente manera:
• La adopción de criterios que demuestran un seguimiento de su propia “huella de carbono” en sus cadenas productivas de productos alimentarios dan derecho a bonificaciones para los proveedores de restauración (Decreto Ministerial sobre Criterios Ambientales Mínimos, julio de 2011, en vigor).
• Las cadenas de distribución que se ocupen de producir y distribuir “alimentos sostenibles” recibirán facilidades financieras directas para los costes de garantías en sus licitaciones (artículo 19 de la "Collegato Ambientale", diciembre 2015, en vigor).
• A través de los llamados PDR (Programas de Desarrollo Rural) en el período 2014-2020, se ofrecen incentivos a las empresas que activen certificaciones voluntarias como las de trazabilidad de la cadena de suministro (ISO 22005) y la huella de carbono del producto (PPC), ISO / TS 14067. Se otorgan también bonificaciones y primas para quienes evalúen el Ciclo de Vida (ACV) UNI EN ISO 14040: 2006 y 14044: 2006 y la huella ecológica del producto (PEF).
En otras palabras, la decisión de alinearse con las necesidades globales de la lucha contra el cambio climático puede ser muy beneficiosa para las empresas del sector agroalimentario que adopten estos criterios. En muchos países europeos la gran distribución organizada (GDO) de supermercados y grandes tiendas demuestra un creciente interés y un compromiso real hacia sus proveedores, al aumento de la eficiencia en términos de emisiones de CO2 y la lucha contra el cambio climático.
Es importante señalar que incluso las cadenas de suministro que ya han obtenido certificaciones ecológicas, de comercio justo, de la Rainforest Alliance o similares no están eximidas de aplicar estos criterios para trazar sus emisiones.
Con la ayuda de CarbonSink, empresa de consultoría altamente especializada en el desarrollo de estrategias de mitigación del cambio climático, las empresas del sector agroalimentario, entre ellas las hortofrutícolas, tienen la oportunidad de ceñirse a los nuevos requisitos y normas ambientales.
Un ejemplo concreto de esta experiencia en este sector es el del cliente ORGANICSUR (F&F Group) dirigido por el Dr. Franco De Panfilis, pionero italiano en la importación de productos con certificación ecológica con más de 20 años de experiencia que participa activamente en varias cadenas productivas que siguen criterios de elevada sensibilidad ambiental y social en el hemisferio sur. Así, pues, ORGANICSUR (F&F Group) ha encargado a Carbonsink estudiar y ocuparse de sus cadenas productivas en América del Sur para considerar todos estos criterios.
La primera actividad consistió en analizar la huella de carbono de una cadena de producción de un proyecto de producción de banana ecológica certificada en el extremo norte del Perú: la Cooperativa Agraria APBOSMAM, que cuenta con certificado de Comercio Justo (FLO ID 18111), con base en la región de Piura. Este ejemplo constituye el primer proyecto de estudio de la cadena productiva, desde la producción hasta el destino final en Italia, al que seguirán varios otros destinados a neutralizar las emisiones.
Según Andrea
Maggiani, CEO de CarbonSink, después de la XXI Conferencia sobre Cambio Climático, en la que se firmó un acuerdo entre 165 países en la Cumbre de París (COP21-2015), hoy es mucho más palpable que el mundo del agronegocio deberá adaptarse y contribuir a la lucha contra el cambio climático. En este sendero hacia un clima más seguro y un futuro más sostenible, el seguimiento, la reducción y la compensación de las emisiones se han convertido en un requisito clave para el éxito y una mayor competitividad, ya sea en mercados italianos o a nivel europeo y global.