Este mes, después de cinco años, la Oficina de Patentes y Marcas de EE. UU. le ha otorgado la patente por lo que llama una batata mutante. Mientras tanto, Ryan-Bohac ha estado investigando con fitobiólogos en la Universidad de Florida, apareciendo en programas de televisión y buscando inversores para demostrar lo que puede hacer su batata.
“Estamos intentando comercializarla, y el siguiente paso es construir una planta de etanol”, comenta Ryan-Bohac. Esta planta, que costará entre 10 y 15 millones de dólares, demostrará que sus batatas salen rentables, ya que los estudios preliminares y los datos que presentó a la oficina de patentes demuestran lo prometedora que es la CX-1 para producir etanol.
“La soja puede producir unos 650 litros de gasóleo por hectárea; la colza, unos 930 litros; el maíz, entre 2.880 y 3.700 litros, y mis batatas pueden producir 16.800 litros por hectárea”, afirma Ryan-Bohac. “Rinden más que cualquier otra materia prima de carbohidratos”.
Añade que las batatas están compuestas casi completamente de carbohidratos, por lo que se puede usar más porcentaje para el vodka, las batatas fritas o los alimentos para bebés. Ryan-Bohac también colabora en un proyecto para convertir etanol en combustible para aviones mediante un proceso químico, algo que ha estado probando la empresa Boeing Co.