España: Las fresas controlarán la calidad del aire de Zaragoza
Estas fresas son las "Vigilantes del Cierzo" –un viento frío y seco que sopla en el valle del ebro– y son las protagonistas de un proyecto organizado a través del Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación Ibercivis (filial de la Universidad de Zaragoza) que pretende elaborar un mapa por barrios de la calidad del aire en la ciudad. La idea, pionera en España, es una extensión del proyecto Biozen realizado por la Universidad de Amberes, en Bélgica.
Precisamente, en Zaragoza, sus ciudadanos presuponen disponer de niveles de contaminación muy bajos ya que el Cierzo "barre" las partículas de contaminación presentes en el aire. "Pero queremos ver si eso es verdad barrio por barrio, calle por calle, demostrando que se puede hacer ciencia con medios muy sencillos", explica Fermín Serrano, uno de los coordinadores de este proyecto.
Esta primera fase se ha restringido a viviendas del área metropolitana de la ciudad para "poder hacer un análisis pormenorizado de los datos y compararlos con otros datos de la ciudad". Una vez obtengan los resultados, llevarán a cabo una serie de estudios agregados en la ciudad para crear una especie de "mapa de la contaminación del aire" y cruzarlos con otros datos sociodemográficos para tratar de hallar conclusiones de interés.
¿Por qué fresas? Las plantas de esta fruta fueron las que escogió el profesor Roeland Samson en el proyecto que coordinó en Amberes. "Quisimos replicar gran parte de la metodología para que fuese más fácil comparar los resultados". Además, son de cultivo fácil y sus hojas aguantan bien el invierno", por lo que se convirtieron en las plantas más atractivas para llevar a cabo este proyecto.
Estas plantas se convierten en estaciones de monitorización de la contaminación y con su análisis de procederá a elaborar un plano de la contaminación relacionada con el tráfico en Zaragoza. En las hojas se adhieren una serie de compuestos metálicos procedentes del aire: "Las partículas magnetizables proceden principalmente de la quema de combustibles fósiles, del desgaste de los discos de freno y otros elementos como las ruedas en los raíles de trenes y tranvías".
En marzo, se procederá a la recolección de las hojas de las plantas. "En el laboratorio lo que haremos será someter a pulsos magnéticos cada hoja para ver qué metales responden y saber inequívocamente qué compuestos aparecen en cada hoja y en qué cantidad".
A cada voluntario se le hace entrega de un kit muy simple de utilizar que consiste en "una maceta con fresas, un manual de instrucciones, un cuestionario para recoger información de cada muestra y un sobre franqueado prepagado para que la gente que participe no tenga que gastarse dinero".
Fuente: elmundo.es