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En 2020, el mundo consumirá 4 millones de toneladas de frutas deshidratadas

Según Global Industry Analysts (GIA), una firma de investigación de mercado, las frutas deshidratadas se están convirtiendo en un producto de gran potencial de exportación. El estudio indica que al año 2020 el consumo mundial de frutas deshidratadas crecería a 4 millones de toneladas.

Ahora bien, en cuanto al consumo, Estados Unidos se ubica entre los principales países compradores mundiales de fruta deshidratada (piña, mango, durazno, uchuva, berries) con el 12,9% del total de sus importaciones. Le siguen, el mercado alemán (8,8%), el ruso (5,8%), el holandés (5,6%), y Reino Unido (5,4%).

Mientras que entre las naciones consumidoras de una mezcla de frutas deshidratadas (dos o más frutas), figuran cuatro países como principales compradores: Reino Unido (18,8% de sus importaciones totales), seguido por Kazajistán (11,7%), Alemania (9,8%), Francia (8,1%) y Bélgica (5,5).

"En el noroeste de Europa, la demanda de productos puros y orgánicos continúa en ascenso y la fruta deshidratada se encuentra entre ellos, gracias a la ausencia de aditivos o preservantes en su elaboración", explicó el especialista francés Jean-YvesCadalen.

Pero ¿qué está aumentando el consumo?
El consumo creciente de frutas deshidratadas se debe a la tendencia mundial del consumo de alimentos nutritivos y saludables, así como también evitar el desperdicio de frutas.

Al respecto, el estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 2016: "Pérdidas y Desperdicios de Alimento en el Mundo", precisa que alrededor de un tercio de la producción de alimentos para el consumo humano en todo el mundo termina en la basura, lo que equivale a aproximadamente 1.300 millones de toneladas al año, lo que además implicaría un desperdicio de los recursos destinados a la producción de los alimentos: como agua, tierra, fertilizantes, mano de obra, entre otros; un uso innecesario del espacio de los vertederos; pérdida de dinero de los productores, vendedores y consumidores; y una emisión de gases y líquidos contaminantes en vano. De hecho, según la misma investigación, la huella de carbono de los alimentos producidos que no son consumidos se estima en 3.300 millones de toneladas de CO2, lo que equivale al consumo del tercer emisor de CO2 más grande del mundo después de Estados Unidos y China.

En Chile más de 1.62 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura y la FAO estima que un 20% de este desperdicio ocurre en los puntos de venta tales como cafeterías, restaurantes y locales con comida al paso.

Fuente: SimFRUIT
Fecha de publicación: