"Nadie puede quejarse del mercado actual de la cebolla, pues los precios han sido altos debido a la escasez de producto. La calidad es excelente, mientras que los volúmenes son bajos", explica un productor y comerciante de la Emilia-Romaña.
En los Países Bajos, igual que en Alemania, las temperaturas han sido altas y no ha llovido durante semanas. Por eso, las cantidades son bajas y los precios están subiendo. "Es la primera vez que los precios de las cebollas amarillas holandesas empiezan en 30-32 céntimos el kilo. Por lo general, el precio es la mitad y eso penaliza al producto italiano. Sin embargo, este año las cosas le van bien a Italia".
Los precios también serán altos para las variedades regionales como la Borettana, aunque todavía se están cosechando y aún no se han empezado a vender.
El empresario explica que no es fácil encontrar mano de obra para procesar las cebollas. "Las condiciones laborales no son las mejores porque hace calor, las cebollas huelen, obviamente, y hay que hacer muchas horas. Aun así, hay gente desempleada y no podemos encontrar trabajadores".
"He vendido cebollas Maggiolina a un precio elevado, sobre todo en el extranjero y en especial en Francia, Alemania y Bélgica. Los calibres son 30/35 mm máximo y son más tempranas que las Borettana".