En el pintoresco valle sudafricano de Letsitele se enclava Maradadi Farm, una exitosa finca de cítricos. Lo que la hace única es que la gerente de producción es una mujer y, además, negra.
El mes que viene hará un año desde que Kate Hlongo fue nombrada para ese cargo. Aunque Kate no estaba interesada en la agricultura en un principio, se ha ganado su puesto. Comenzó como trabajadora agrícola general, y su seriedad en su cometido nos da una pista de cómo ha triunfado en una empresa agrícola en la que la atención al detalle es de suma importancia. En la explotación solo se cultivan Nadorcott, de las que se han cosechado 3.000 toneladas este año, la mayoría con la marca ClemenGold.
Andrew Mongwe (supervisor sénior), Kate Hlongo (gerente de producción) y Diederik Fourie (gerente de área) en Maradadi Farm
La finca se devolvió a la comunidad BaThlabine en 2001 después de una exitosa reclamación de tierras. Indigo Fruit Farming, que forma parte del Grupo ANB, se puso en contacto con la comunidad hace cinco años para optimizar esta parcela de tierra infrautilizada, al reconocer el especial valor que la zona tenía para las mandarinas y las clementinas. Ahora la finca está en un régimen de arrendamiento directo por parte de la comunidad, cuyos miembros tienen preferencia a la hora de acceder al empleo y a puestos de aprendiz donde se transmiten conocimientos de producción vegetal.
El 60 por ciento de los trabajadores de la finca son mujeres. A la hora de cosechar, los bins se acercan a los recolectores y se colocan a nivel del suelo para acortar las distancias que tengan que caminar.
Andrew Mongwe, supervisor sénior de la finca, es uno de los beneficiarios que comenzó sus estudios en producción vegetal en 2011 bajo la orientación de Indigo Fruit Farming. Heredó este derecho de su abuela. Mongwe nació y se crió en el municipio vecino de Lephane, donde estudió agricultura en el colegio, lo cual obró a su favor cuando Indigo Fruit Farming anunciaba las plazas de aprendiz.
"Yo le decía a la gente: 'Cuando veáis que el presidente se dirige a la gente, es porque su estómago está lleno y es gracias a la agricultura'. De ahí me vino la motivación. Si quieres llenar el estómago, acude a la agricultura", dice.
"Nunca imaginé que trabajaría en esta finca. Solía mirarla cuando tenía algunos cítricos, papayas y mangos. Indigo plantó una semilla, que soy yo, y creo que cada vez mejoro más".
Modelo exitoso de asociación entre la comunidad y el sector privado
Indigo Fruit Farming gestionará la finca durante veinte años (todavía faltan quince), lo que dura el arrendamiento, y, de ser posible, los beneficiarios del proyecto y de la transmisión de conocimientos serán capaces de hacerse cargo de la dirección de la finca, pero ahora ambas partes se benefician del acuerdo.
La oportunidad de cultivar Nadorcott es algo que una comunidad rural nunca podría haberse permitido por sí sola, pero CitroGold, la filial de ANB que se encarga de la gestión de los derechos de los obtentores vegetales, otorgó a esta fina su parte de las plantaciones. Se ha estimado que la producción de mandarinas y clementinas cuesta hasta un 20% más por hectárea que la producción de naranjas, pero vale la pena, porque la mejora de un 1 o 2 por ciento en la cantidad de producto con salida se traduce en un gran incremento de los ingresos por el alto valor de este producto.
En la foto de la derecha, uno de los varios baobabs de la finca.
"Como modelo de cómo gestionar las fincas de tierras reclamadas con bajo rendimiento, este es uno que creemos que se irá imitando más en el futuro", indica Diederik Fourie, gerente de área de Indigo Fruit Farming. "Hay que firmar estos acuerdos con la mentalidad correcta. Es importantísimo mantener abiertos los canales de comunicación".
Mujeres recolectando en Maradadi Farm a finales de julio