En un nuevo estudio de Cornell que llega dos meses antes de la entrada en vigor de una nueva ley federal de etiquetado de alimentos, los consumidores se mostraron más dispuestos a comprar productos sin etiquetar después de haberles mostrado alimentos con la etiqueta "modificado genéticamente".
El estudio, "Efectos del etiquetado de los OMG en la demanda de frutas y hortalizas", fue publicado en línea el 30 de octubre en la revista PLOS One.
El estudio llega cuando los comerciantes de alimentos se preparan para una nueva ley federal que exige que, desde el 1 de enero de 2022, los alimentos que contengan organismos modificados genéticamente lleven una etiqueta que lo indique.
"Queríamos saber a partir de los consumidores lo que ocurriría con los productos convencionales cuando entrara en vigor el etiquetado y empezáramos a ver la distinción entre los alimentos modificados y los no modificados en el mercado", dice el coautor Miguel Gómez, profesor asociado en la Facultad Charles H. Dyson de Economía Aplicada y Gestión de Cornell. "¿Querrán los consumidores comprar un producto cuando se introduzcan las nuevas etiquetas?".
La aversión del consumidor hacia los alimentos modificados genéticamente ha inspirado propuestas de etiquetado obligatorio y leyes estatales y federales, según el trabajo. El 1 de enero de 2022, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos empezará a aplicar la National Bioengineered Food Disclosure Standard, norma que exige a los comerciantes de alimentos que revelen el uso de organismos modificados genéticamente en los alimentos y productos alimentarios.
En el estudio, los investigadores de Cornell contaron con 1.300 consumidores a quienes les mostraron productos modificados y no modificados genéticamente y oportunidades no etiquetadas –en secuencias aleatorias– para la compra de manzanas, así como de otras frutas y hortalizas.
El estudio ha descubierto que cuando se presentaba primero una manzana sin etiquetar, la demanda inicial de consumo –deseo de compra– era de un 65,2%. Pero si la manzana sin etiquetar se presentaba después de que los participantes hubieran visto una manzana con la etiqueta "modificado genéticamente", la demanda de la manzana sin etiquetar ascendía al 77,7%.
Si a un consumidor se le presentaba primero una manzana etiquetada como no modificada genéticamente, la preferencia del consumidor era del 67,2%; estadísticamente, acorde con la preferencia inicial del consumidor por una manzana sin etiquetar. "En otras palabras, la etiqueta 'no modificado genéticamente' no estigmatiza el producto sin etiquetar", dice Gómez.
"Nos quedamos bastante sorprendidos al ver los resultados del estudio", dice la coautora Adeline Yeh, estudiante de doctorado en economía aplicada en Cornell. "Nuestra hipótesis original era que la etiqueta 'no modificado genéticamente' tendría un efecto estigmatizador en el producto fresco sin etiquetar. Los resultados contradijeron nuestra hipótesis original. Por el contrario, descubrimos que la etiqueta OMG tenía un efecto halo sobre el producto no etiquetado".
Para leer el estudio completo (en inglés), haga clic aquí.
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Lindsey Hadlock
Cornell University
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