Más de 24 millones de abejas que pertenecían a una cabaña de más de 300 colmenas en la zona Cuesta de los Valeros, en la localidad almeriense de Pulpí, han aparecido muertas. Todo apunta a que la causa de este desastre haya podido ser el uso negligente de pesticidas en unos naranjos para evitar la polinización y que los frutos tengan hueso.
“Permitir el abuso de los pesticidas e insecticidas es algo que tiene que tener los días contados”, indica a Canal Sur Jesús Manzano, perito judicial en apicultura, “y la solución la tenemos los consumidores”. Manzano insiste, entre otras cosas, en que el consumidor no compre fruta, como la mandarina, sin hueso porque afirma que la fruta con hueso es síntoma de que la naturaleza funciona.
Las abejas son fundamentales para la polinización de las flores y la formación de los frutos; acabar con ellas es llevar a la humanidad a un desastre ecológico sin precedentes.
Fuente: canalsur.es