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Presentación de los datos del proyecto italiano Ricircola

Reciclar plástico también es sostenible desde el punto de vista económico

Reciclar plástico, hoy en día, se considera un acto ecológico, pero pronto se volverá indispensable, y no solo para respetar el medio ambiente. El proyecto Ricircola, que involucró directamente a la empresa de envasado Ilip y la cooperativa Apofruit, ambas entidades italianas, ha llevado a varias conclusiones y una de ellas es que aún queda un largo camino por recorrer, pero el rumbo tomado es el correcto. El pasado 6 de mayo de 2021 se presentaron los datos del proyecto durante un webinar.

Un momento de la mesa redonda

Se pidió a los clientes de tres supermercados de la región de Emilia-Romaña que devolvieran las bandejas para uvas de Apofruit al punto de venta. De 9.670 bandejas de plástico, el 10% se devolvió y luego se envió a Ilip para su reutilización. Pero la tendencia ha sido de aumento gradual, ya que los consumidores poco a poco empezaron a entender el significado de la iniciativa, que duró solo dos meses. Ampliarla a los 365 días del año conduciría sin duda a una mayor conciencia y voluntad de reciclar. Además, una gran parte de ese 90% de las bandejas llegó sin duda de manera correcta a la recogida selectiva normal de residuos.

Augusto Bianchini

"Hasta hace unos meses el plástico PET costaba 700 euros la tonelada, hoy 1.400 euros. Está claro que cuando el material virgen se encarece, por ser más escaso, aumenta el valor añadido del material reciclado", dijo Augusto Bianchini, de la Universidad de Bolonia.

Rocco De Lucia, propietario de Siropack y alma del proyecto, dijo durante su intervención en el webinar: "En realidad estamos ante un nuevo modelo, un modelo que aporta comodidad y es sostenible desde el punto de vista económico. Nuestra empresa construye las máquinas para las empresas que fabrican los envases, por lo que estamos un poco fuera de la cadena de suministro, pero eso no quita que todos estemos involucrados en este cambio histórico".

Raffaele Rossi

Raffaele Rossi, de Apofruit, explicó en detalle el papel de la cooperativa hortofrutícola. En el proyecto se trataba de las bandejas para uvas sin pepitas, envasadas en las instalaciones de la cooperativa y luego entregadas directamente a los supermercados implicados.

Con un enfoque innovador y científico, la Universidad de Bolonia se encargó de cuantificar la sostenibilidad ambiental del proyecto a través de la evaluación de algunos indicadores, que permitieron obtener una comparación numérica con respecto a la gestión actual de las bandejas de plástico para alimentos y también de envases de diferentes materiales, con el fin de evaluar el impacto real sobre el medio ambiente. Al evaluar el contenido reciclado, la proporción de material reciclable, los métodos de gestión de residuos y la vida útil del plástico reciclado, fue posible determinar la circularidad de las bandejas Ricircola.

Jessica Rossi, de la Universidad de Bolonia

Por ejemplo, en comparación con la gestión actual de los plásticos, el modelo propuesto por el proyecto Ricircola permite aumentar la eficiencia de recuperación del plástico en un 120%, gracias a los métodos de recogida y separación de residuos. Y es que en el flujo del material posconsumo no entran contaminantes (por ejemplo, polilaminados u otros materiales), lo cual facilita el reciclaje y su rendimiento.

"La proyección de los resultados obtenidos considerando un año de duración de la iniciativa demuestra cómo es posible reducir los impactos de la gestión actual del plástico al final de su vida útil sin privarse de los beneficios insustituibles de este material, especialmente en aplicaciones como el envasado de alimentos", dijo Bianchini. De hecho, la extensión del proyecto a 12 meses podría suponer un aumento del 126% en el plástico reciclado, una reducción del 57% en los residuos enviados a vertederos y la sustitución del 36% del plástico virgen por plástico secundario.

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