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Salvador Muñoz, de Ucopaxa: “En los 90 comercializábamos 500.000 kg de pasas, mientras este año solo produciremos 150.000”

El cultivo malagueño uvas pasas decrece ante la falta de relevo generacional

La agricultura de la Axarquía ha dado forma a su paisaje durante siglos. Los viñedos que producían las uvas con las que se elaboraban pasas han sido cultivados en su empinada orografía de manera artesanal desde tiempos ancestrales. Las primeras referencias del cultivo de pasas datan de la época de los fenicios, fundadores de la desaparecida Malaka –y a quienes se les atribuye la creación del alfabeto–, aunque según los registros históricos, fueron los musulmanes los que desarrollaron los sistemas de cultivo que aún hoy caracterizan el singular paisaje agrícola de esta comarca oriental de la provincia de Málaga.

La importancia de la producción de pasas sobrepasa el ámbito agrícola; es un sistema de cultivo resiliente que ha permitido mantener los ecosistemas y su biodiversidad durante siglos, ha conllevado la transferencia de conocimientos tradicionales entre generaciones logrando que hoy en día sigan vivos y ha moldeado un entorno adaptándose a sus peculiaridades y procurando su sostenibilidad, además de contribuir al medio de vida de los agricultores de la comarca y a su seguridad alimentaria, formando parte de la cultura y el folclore de la región. Y por todos estos motivos, en 2018 la FAO designó al cultivo de pasas malagueñas de la Axarquía como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), siendo el primer producto agrícola de España y de Europa en recibir tal título y en formar parte de los solo 62 sistemas mundiales merecedores de tal consideración.

“La uva pasa que se cultiva en la Axarquía es la variedad Moscatel de Alejandría. Los viñedos se cultivan en la comarca desde tiempos inmemoriales, pero en la década de 1870 hubo una plaga de filoxera que acabó prácticamente con todos ellos. Para recuperar el cultivo se recurrió a plantar portainjertos bravíos resistentes a la filoxera en los cuales se injertó la variedad, pudiendo continuar con su producción”, explica Salvador Muñoz, de la Unión de Cooperativas Paseras de la Axarquía, Ucopaxa.

“El cultivo de pasas es completamente artesanal. Los viñedos crecen en terrenos con pendientes de más de un 30-40% de inclinación que impiden la utilización de maquinaria agrícola, por lo que todas las labores del cultivo se hacen a mano, al igual que la vendimia”, señala Salvador. “Los racimos se cortan a navaja y se transportan en cajas con la ayuda de mulos hasta los paseros, unas superficies con un grado de inclinación de 10% orientados al sol donde se colocan las uvas para que se sequen de manera natural. Una vez que se ha secado la primera capa, hay que darle la vuelta a los racimos, uno a uno, para que se sequen todas las uvas, tras lo cual se llevan al cortijo en cajones de madera para llevar a cabo manualmente el picado, que es el proceso de separación de la pasa del racimo con una tijera específica”.

No obstante, a pesar de haber sido distinguido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y de contar con una denominación de origen que garantiza su calidad diferenciada, este cultivo milenario incluido en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía que posee un léxico propio y una rica cultura y tradiciones asociadas a él, se enfrenta a uno de sus mayores retos: el relevo generacional.

“Esto es una realidad. A medida que los agricultores de mayor edad se van jubilando no hay jóvenes que continúen con las explotaciones. Es muy difícil que la agricultura tradicional prevalezca en el mundo actual, porque la gente joven tiende a abandonar los pueblos, a irse a las ciudades, a vivir de otra manera; la mayoría no quiere esta forma de vida y busca trabajo en otros sectores menos duros como la hostelería o los servicios, que les permita una renta más alta”, comenta Salvador Muñoz. “Por eso la producción de pasas va decreciendo año tras año”.

“En los años 90 comercializábamos sobre 500.000 kilos de pasas, mientras este año produciremos solo entre 150.000 y 160.000 kilos. Se exportan pequeñas cantidades, porque la mayoría de la producción se vende en el mercado nacional, sobre todo en el norte de España, Galicia, Asturias, Cantabria, y también en Cataluña”.

“Este año además tenemos un problema aún mayor, que es la falta de agua. Desde que empezó el año hidrológico en septiembre todavía no ha caído una gota en la comarca”, alerta Salvador. “El precio en origen de las pasas es de 6-6,50 euros por kilo, no obstante, la mayoría de los agricultores cultivan parcelas de 1,5-2 hectáreas, por lo que no tienen grandes superficies como para poder vivir del cultivo de pasas. En la zona baja, donde hay agua, ya se está sustituyendo la pasa por el mango y aguacate, que necesitan menos mano de obra y para el agricultor son cultivos más rentables”.

Para más información:
Salvador Muñoz
Ucopaxa
Tel.: +34 952 503 400
[email protected]
www.ucopaxa.com