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Análisis del mercado del tomate con Massimo Pavan

Caída de la producción y aumento generalizado de los costes en Sicilia

El tomate de mesa es la referencia de mayor valor en el panorama de los productos hortícolas y se encuentra entre los artículos de consumo más importantes. Para hacer un balance de la situación de la producción y la comercialización de esta solanácea, entrevistamos a Massimo Pavan, uno de los principales expertos de la agroindustria italiana que, entre otros cargos, es también vicepresidente del Consorcio de Tutela del Pomodoro di Pachino IGP.

Tras la temporada de producción de verano, acaba de comenzar la campaña de invierno de los tomates de mesa cultivados en invernadero en las zonas mediterráneas, donde Sicilia siempre destaca por su producción de alta calidad.

Pavan afirma: "La temporada de verano terminó de forma desastrosa debido a las altísimas temperaturas y a las fitopatías. Aunque, paradójicamente, sufrimos poca presión de la Tuta absoluta, a la que exterminaron las altas temperaturas, no faltaron otras amenazas para los cultivos, empezando por el virus rugoso del tomate y otras enfermedades. Los mayores daños son atribuibles al tórrido tiempo estival que azotó Sicilia. De hecho, se ha perdido el 50% del producto, lo que ha duplicado los costes de producción.

"Aunque los precios fueron bastante altos durante el periodo analizado, las cotizaciones no fueron lo suficientemente favorables como para compensar las pérdidas en términos absolutos. Los tomates cherry, con picos de más de 2 euros por kilo, registraron un precio medio de 1,50 euros por kilo. Por tanto, los resultados del verano de 2021 no nos dejaron nada satisfechos, sobre todo teniendo en cuenta las continuas subidas del coste de las materias primas. Los precios han subido tan rápidamente que nos cuesta cuantificar el índice de costes reales. Desde el 1 de octubre, ha habido un claro aumento del coste de la energía y el combustible, lo que ha repercutido en la producción de noviembre", continúa el directivo.

"Los precios son actualmente bajos, al igual que la demanda en mercados extranjeros como Alemania y Austria. La producción registra cotizaciones de entre 0,80 y 1,20 euros/kg, con un fuerte impacto de la competencia marroquí en los mercados europeos", revela el experto. "Sabemos que noviembre es tradicionalmente un mes menos movido, pero en general, hay una desconfianza anómala por parte de los consumidores, probablemente por la incógnita de la COVID. Además, los propios consumidores empiezan a sentir los efectos de los altos precios. Por lo tanto, los productores no están logrando aumentar las ventas. Actualmente, el punto de equilibrio, es decir, el punto en el que los costes y los ingresos se igualan, se sitúa en 1,30 euros/kg desde principios de año. Hablamos de índices supuestos, porque aún no disponemos de una imagen clara de la situación. Por otra parte, los balances se elaboran al final de la temporada, no al principio. En cualquier caso, por debajo de este umbral, registramos pérdidas netas, y el año pasado los precios de producción se situaron en 1,10 euros/kg".

"Lo que parece estar cada vez más claro como escenario para un futuro próximo es la reducción de las superficies dedicadas al tomate, como ya ha hecho España. Esta será la consecuencia fisiológica de una tendencia que actualmente resulta difícil de gestionar. La competitividad se basa sin duda en la calidad; un aspecto en el que creemos que somos realmente imbatibles, pero en términos de precios el producto magrebí juega con ventaja. Las razones de esta diferencia son bien conocidas, empezando por los instrumentos de defensa utilizados en Marruecos, imperceptibles para el análisis multirresidual, pero que garantizan un mayor rendimiento. Otro factor decisivo es el coste de la mano de obra, que en el país norteafricano es ocho veces menor que en Italia", dice Pavan.

En este contexto, son bienvenidas las iniciativas llevadas a cabo por los productores italianos más cualificados, como el Consorcio de Tutela del Pomodoro de Pachino IGP, que apuesta por la sostenibilidad de su producto como estrategia de promoción, con cierto éxito", concluye Massimo Pavan. "Con nuestro producto de marca, el consumidor puede estar seguro de estar adquiriendo no solo un producto altamente controlado, saludable y de gran sabor, sino también con una huella de carbono excepcionalmente baja, ya que los invernaderos donde se producen nuestros tomates no usan calefacción y no emiten CO2 a la atmósfera, a diferencia de lo que ocurre en el norte de Italia y Europa. Por tanto, el kilómetro cero no significa automáticamente que sea ecológico o sostenible".