"Las exportaciones de patatas fritas congeladas siguen creciendo", afirma Wout Cnops, director comercial de Shipex. Este exportador belga de alimentos trabaja sobre todo con patatas fritas congeladas, procedentes de Bélgica, los Países Bajos y el norte de Francia. Señala que la demanda de patatas fritas es cada vez mayor. Oriente Medio, por ejemplo, compra cada vez más patatas fritas. Allí, hace 15 años, nadie consumía estos productos. "Se están explorando nuevas zonas", dice Wout.
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En África también hay regiones con potencial de crecimiento. Aunque la infraestructura local, o la falta de ella, hace que las exportaciones a ese continente crezcan a un paso más lento. La pandemia mundial ha provocado algunos cambios en los destinos de las patatas fritas congeladas. Menciona a Tailandia como ejemplo. Debido a la caída del turismo, ese país compra muchas menos patatas fritas. Sin embargo, se registra un aumento de las ventas en otros países o en distintos canales de venta, lo cual compensa los descensos regionales o sectoriales.
Aparte de los obstáculos operativos, la pandemia apenas ha afectado a los volúmenes de exportación de patatas fritas congeladas. "Los confinamientos comenzaron en el segundo trimestre de 2020. Registramos un descenso importante entonces, pero este se compensó en gran medida en el tercer y sobre todo en el cuarto trimestre. De hecho, en 2020 llegamos a transportar un volumen mayor que en 2019". Wout indica que, incluso para 2021, las expectativas son razonablemente positivas. Deberíamos alcanzar volúmenes mayores que en 2020. Eso si no hay más confinamientos.
Interrupción
Sin embargo, la COVID-19 sigue teniendo un impacto notable: la interrupción global del transporte frigorífico. Wout lo atribuye a la gran volatilidad de la demanda de transporte marítimo debido a las medidas aplicadas contra la pandemia, que han afectado los procesos de los transportistas. Estima que la congestión de contenedores podría afectar a los flujos logísticos al menos hasta el verano de 2022. Este dato se basa en las previsiones de las compañías navieras y de los clientes.
Lo que está claro es que estos problemas también afectan a los precios. Wout los califica de elevadísimos, lo cual afecta de forma rápida y significativa a los productos básicos de bajo valor, como las patatas fritas. "Mientras se mantenga la competencia y los procesadores de patatas puedan seguir vendiendo, no hay problema. Pero Europa no es la única involucrada; también hay competencia de otros continentes. Canadá, por ejemplo, desempeña un papel importante en el mercado de exportación de patatas fritas congeladas. En otros lugares, las tarifas del transporte frigorífico pueden ser diferentes".
"Europa podría perder su posición en el mercado de exportación a otros continentes, lo cual nos preocupa". Faltan conductores en todo el mundo; un factor que determina en parte los precios del transporte y dificulta el transporte terrestre. "El transporte terrestre, en cuanto a capacidad, está bajo presión tanto en Europa como a nivel mundial. Cuando la oferta y la demanda no están equilibradas, los precios suben. Eso lo estamos viendo". Wout señala que el aumento de los costes también es la base de esas subidas. Estos apenas habían tenido consecuencia alguna en los últimos años.
Barcazas
Para los clientes de Shipex, contribuir al transporte sostenible es cada vez más importante. Los transportistas marítimos están haciendo todos los esfuerzos necesarios en ese sentido, pero su influencia es limitada. Donde sí se puede contribuir es en tierra. Debido a los costes adicionales, se utilizan las barcazas sobre todo para el transporte a larga distancia.
"Intentamos transportar el mayor volumen posible con barcazas, por un motivo ecológico. Además, dados los atascos en los puertos de Amberes y Róterdam, cada camión que se pueda evitar allí es una ventaja y ayuda a aliviar la congestión", concluye Wout. (MW)
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