Desde hace unos diez años, Cibo, nombre artístico de Pier Paolo Spinazze, hace graffitis en las calles de Verona, a plena luz del día, cubriendo las paredes de su ciudad, manchadas de esvásticas y mensajes de odio, con imágenes de frutas y verduras u otros alimentos. Los vídeos de sus trabajos, que se han vuelto virales en las redes sociales, han dado la vuelta al mundo.
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El motivo de sus grafitis es borrar los mensajes de odio que a menudo pueblan los muros de las ciudades. El artista callejero de treinta y nueve años, de origen veronés y con espíritu cívico, dibuja tomates, calabazas y sandías por encima de las esvásticas o los insultos. Su misión es esconder los mensajes que siembran el odio. Aunque sus obras a menudo están dañadas y manchadas con otros escritos, el artista Cibo, como respuesta pacífica, renueva continuamente sus temas.
Pier Paolo Spinazze sabe exactamente en qué calle y en qué muro aparecen con mayor frecuencia los símbolos del odio, tanto que en su pequeño laboratorio tiene un mapa de la ciudad de Verona, en el que ha marcado los puntos precisos en los que intervenir. Además, en sus redes sociales les pide a sus seguidores que le informen de ubicaciones adicionales.
En una entrevista, Cibo explicó: "Vi episodios de violencia neofascista contra mis amigos. Hace once años, un grupo de neofascistas asesinó a un compañero universitario. Después de ese día, decidí que era suficiente. Y aunque no sea mucho, tengo que hacer algo al respecto".
Y así decidió explotar la cocina italiana con arte, cultura e ironía, convirtiéndola en un arma poderosa contra toda violencia.
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