La guerra ruso-ucraniana lleva ya dos semanas en marcha y ha hecho evidente la dependencia que tiene la Unión Europea de Rusia para el suministro de petróleo y gas, por lo que habrá que desarrollar más rápidamente fuentes alternativas y nuevas formas de suministro energético sostenible.
Pero Rusia no solo tiene grandes reservas de combustibles fósiles. También dispone del mayor bosque del mundo, con diferencia. Se trata de 815 millones de hectáreas de bosque –casi el doble de la Amazonia brasileña– y representa alrededor del 25% de los bosques del planeta. Ahora se ha prohibido el comercio con Rusia. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cuánta madera importa la UE de Rusia?
¿Y pueden estos países prescindir de ella? Gert-Jan Nabuurs es profesor de Bosques Europeos en la Universidad de Wageningen (WUR), en los Países Bajos. Él y sus compañeros de la WUR, Bas Lerink, Silke Jacobs y Nicola Bozzolan, lo han investigado.
Madera europea
Según estos investigadores, la clave está en la cantidad de madera que utiliza la Unión Europea: casi 500 millones de m³ anuales. Esta cifra lleva aumentando constantemente en las últimas décadas, con cambios en los grupos de productos y tasas de crecimiento económico fluctuantes. Pero lo más importante es que cerca del 80% de estos productos proceden de los bosques europeos.
Alrededor de un 10% procede del continente norteamericano y un 8% de Sudamérica (principalmente pasta de papel de eucalipto). Menos del 0,2% del uso total es de madera dura tropical. Con unos 10 millones de m³ de importaciones en la actualidad, el comercio de Rusia con la UE solo representa un 2% del consumo total de madera de esa región (véase el gráfico 1).
Gráfico 1. Exportaciones totales de madera aserrada de Rusia a la UE desde 2000.
Relaciones comerciales
Se puede, pues, sacar una conclusión clara: la UE depende muy poco de Rusia para su suministro de madera. Los investigadores afirman que se puede decir más al respecto si se echa un vistazo a los países importadores y los grupos de productos.
Las relaciones comerciales con Rusia se agravaron en torno a 2008, cuando ese país impuso elevados aranceles a la exportación de madera no procesada. Los volúmenes cayeron bruscamente (exacerbados por la crisis económica) y nunca se recuperaron, como muestra la figura 1. La figura 2 muestra la cuota de cada país importador de troncos sin procesar.
Finlandia y Suecia solían importar mucha de esta madera sin procesar rusa, por lo que fueron los más afectados por las tarifas comerciales posteriores a 2008. Esos volúmenes han disminuido considerablemente, pero estos dos países siguen importando volúmenes razonables. Por tanto, la actual prohibición comercial les afectará en cierta medida.
Gráfico 2. La principal exportación de materias primas de Rusia, los troncos sin procesar, hasta 2008 (principalmente a Finlandia y Suecia), cuando se impuso un elevado arancel de exportación.
Gráfico 3. Exportaciones de madera blanda transformada de Rusia a los países de la UE. Tras la crisis económica, estas se recuperaron y los volúmenes siguen siendo decentes.
El gráfico 3 muestra que algunos países y grupos de productos se verán bastante afectados. El comercio de madera blanda aserrada es bastante estable y creciente. Se destinan volúmenes relativamente importantes a Estonia, Francia, Alemania, Países Bajos y Reino Unido. Las condiciones en el mercado de la madera ya son ajustadas, con precios elevados el año pasado. La situación actual del comercio ruso añade un reto adicional al que deben hacer frente otros proveedores. Ese boicot comercial afectará a algunos países y empresas, que tendrán que buscar otras fuentes para el suministro de madera. El embargo afectará también a las exportaciones de madera de la UE.
Todos los estudios sobre el mercado mundial de la madera indican que Rusia sigue siendo un país con la capacidad de suministrar grandes cantidades de este material en el futuro. Pero, según los investigadores, Rusia no ha logrado desarrollar este potencial. Los problemas logísticos, la mala gestión y las largas distancias siempre han impedido que se convierta en un gran actor a nivel global. Las cantidades de madera aserrada del gráfico 3 son ínfimas en comparación con el tamaño de los bosques rusos.
La Unión Europea parece estar ahora beneficiándose de que Rusia nunca se haya convertido en un gran exportador. La crisis actual pone de manifiesto que la UE deberá recurrir más que nunca a sus propios recursos forestales. Para ello, es necesario invertir en una buena gestión y expansión de los bosques, así como en educación, fomentando un buen equilibrio entre biodiversidad, almacenamiento de carbono y producción de madera.
En resumen, Nabuurs, Lerink, Bozzolan y Jacobs dicen que la Unión Europea no depende de Rusia para su madera, pero la prohibición ha hecho evidente que la UE debe invertir en sus bosques, gestionarlos con cuidado y aumentar gradualmente la producción nacional.
Fuente: WUR