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Francisco García: “Ya no nos preocupa ni el volumen ni los calibres, sino si vamos a salvar las plataciones”

“La salinidad del agua con la que estamos regando en Almuñécar es directamente veneno para los árboles”

El agua dulce es un recurso tan limitado como esencial, por eso su gestión correcta y eficiente es fundamental; y más aún en estos momentos en los que la sequía ha adquirido una magnitud excepcional. En Andalucía concretamente, donde una nueva campaña de mango –la más importante de toda Europa– está a punto de arrancar, hay una importante preocupación relacionada con la cuenca del Guadalquivir, que según los últimos datos se encuentra a un inquietante 23,2% de su capacidad, mientras que en el cielo no se atisba ninguna señal que indique que la situación vaya a cambiar a corto plazo.

Sin embargo, ni mucho menos toda la comunidad sufre esta acuciante falta de agua, aunque, como explica el agricultor Francisco García, sí la misma dificultad para conseguirla, lo que está afectando precisamente, y con gravedad, a los productores de mango de la Costa Tropical de Granada. Y es que con presas como las de Béznar-Rules, que rozan el 80% y el 70% de capacidad respectivamente –datos actualizados al 18/08–, la falta de infraestructuras y la inacción gubernamental, explica Francisco, están provocando la salinización de los acuíferos de los que se surten los productores de esta zona en la que la agricultura subtropical es un importante motor económico y de empleo.

“Los acuíferos de la zona de La Herradura, Almuñécar, en el margen derecho del río Guadalfeo, se encuentran bajo mínimos de capacidad, lo que está provocando que esté entrando el agua del mar y suban los niveles de salinidad del agua con la que regamos. Los resultados de los análisis de laboratorio que he realizado del agua de riego procedente del acuífero son alarmantes: el 3 de agosto la cantidad de cloruros era de 426 mg/l, y el 18 de agosto ya habían subido a 660 mg/l. Eso es veneno para las plantas; no solo para las que están plantadas, su acumulación en el suelo impedirá que puedan crecer otras más adelante”.

“Mientras tanto, los pantanos de Béznar-Rules están casi al 80% e incluso han estado desaguando, vertiendo el agua dulce que tanto necesitamos directamente al mar”, recuerda Francisco. Este problema no es nuevo, aunque sí más grave. “El año pasado ya hicimos un escrito que presentamos a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía advirtiendo que esto pasaría en el que pedíamos, entre otras acciones, la recarga del acuífero, pero a día de hoy todavía no se ha hecho nada”.


Índices de sales minerales totales en agua mineral, agua del grifo y agua de riego.

Con la ley en la mano, en concreto la Ley 9/2010 de 30 de julio de Aguas de Andalucía, el Gobierno autonómico tendría las competencias de “la ordenación de los usos de las aguas subterráneas y la recarga de acuíferos” –cita textualmente la norma–, así como no solo la posibilidad, sino la capacidad, de establecer planes especiales de actuación en situaciones de alerta y eventual sequía de las demarcaciones hidrográficas andaluzas. “Es verdad que se ha habilitado un terciario en la depuradora de Almuñécar para el uso de aguas regeneradas para la agricultura, pero solo dos comunidades de regantes tienen en estos momentos la concesión. El trámite para conseguirla puede tardar 2 años y no tenemos tanto tiempo, porque cada día que pasa es un día menos para que los árboles sobrevivan. La única solución en estos momentos sería la recarga del acuífero a través de la tubería submarina”.

“Realmente no es entendible que, habiendo esa cantidad de agua en los pantanos, no podamos regar; ni siquiera podemos fertilizar porque estaríamos acrecentando el problema. La campaña de este año ha mermado, pero ya no nos preocupa ni el volumen de cosecha ni los calibres de la fruta; nuestra preocupación es si vamos a salvar las plantaciones. Con la falta de riego y la alta salinidad, los árboles están tirando los mangos al suelo para sobrevivir”.

“Estamos hablando de entre 3.000 y 4.000 hectáreas de subtropicales y de 6.000 a 7.000 puestos de trabajo que están en verdadero peligro, más todos los empleos indirectos que genera la producción de subtropicales en esta zona de la Costa Tropical de Granada. Las comparaciones siempre son feas, pero sin la intención de ofender a nadie, cuando ocurrió lo del volcán de La Palma –que fue realmente una catástrofe– se movilizó al Ejército para evitar que se perdieran 3.000 hectáreas de plataneras y se pusieron a disposición de los agricultores desaladoras portátiles para que pudieran tener agua dulce y no se perdiera la principal actividad económica de la zona”.

La Costa Tropical de Granada es de gran importancia en el sector español. Además de una importante producción de mangos y aguacate, alberga casi la totalidad de la superficie de chirimoya cultivada en España y se erige como la mayor zona de producción del mundo de esta fruta; Almuñécar, en el suroeste de esta comarca, es, de hecho, donde nació el tropical español, y el propio suegro de Francisco, Joaquín Cabrera Torres, trabajó en la primera plantación de mango de toda Andalucía, establecida en el municipio.

“Como ya advertimos hace casi un año y medio en el escrito que trasladamos a la Consejería solicitando la recarga del acuífero por el inminente riesgo de salinización, si desde la Administración se hacían oídos sordos a nuestra petición y nuestra actividad se veía perjudicada, les consideraríamos responsables y elevaríamos una reclamación a la propia Administración por daños y perjuicios si fuera necesario”.

Para más información:
Francisco García
[email protected]