Con el inicio del otoño, los invernaderos solares del sudeste español, ubicados en las provincias de Almería y Granada, toman el relevo de los cultivos de verano y se preparan para abastecer a los europeos durante los meses más fríos, cuando la producción continental se vuelve más difícil debido a las bajas temperaturas.
Este año se espera que el elevado precio del gas y de la electricidad juegue a favor de los invernaderos solares de España. Tal y como apuntan desde el consorcio Cute Solar, “nuestros vecinos europeos precisan de combustibles fósiles para simular unas condiciones similares a las que crece la planta en nuestra área y el incremento de precios hará que muchos agricultores del centro y norte de Europa tengan que terminar sus producciones antes de que el tiempo empeore”. Por el contrario, el buen clima de Almería y la costa granadina, bañada anualmente por 3.300 horas de luz solar, posibilita que los cultivos crezcan sin depender de fuentes de energía externas.
Invernaderos solares, la huerta de Europa
Esta campaña se prevé una superficie cultivada en torno a las 35.000 hectáreas, similar a la de la pasada temporada. Según el consorcio Cute Solar, se estima un incremento en la superficie destinada al cultivo del tomate, pepino y pimiento del 14%, 5% y 2%, respectivamente. En cambio, el calabacín está afrontando una campaña marcada por un descenso del 15%, al igual que la berenjena, que ha visto reducida su superficie de cultivo en un 10%.
Con todo y con ello, el sector espera unas cifras de producción similar a la de campañas anteriores y que rondan los 4,5 millones de toneladas, una producción capaz de abastecer al 50% del mercado interno y al 60% de los mercados europeos durante los meses de invierno.
Aumenta la superficie cultivada bajo control biológico
El 74% de los principales productos hortofrutícolas que se cultivan en los invernaderos solares del sur de España se hace con técnicas de control biológico, un 2% más que durante la pasada campaña.
La aplicación de fauna auxiliar para el control de plagas en el pimiento alcanzará esta temporada el 99%, superando el resto de productos. En concreto, el 79% de la superficie destinada al cultivo de berenjena se realiza con esta técnica, más del 80% en el caso del pepino, el 70% en el tomate y el 25% en el cultivo de calabacín.
Esta técnica renuncia al uso de productos fitosanitarios de manera muy importante, reemplazándolos siempre que se puede por recursos y mecanismos reguladores naturales y respetuosos con el medio ambiente. El resultado, además de que los productos fitosanitarios prácticamente han desaparecido, es que las plantas crecen más vigorosas, los frutos son más sabrosos y el entorno de trabajo es más saludable para el hombre y contribuye a un medio ambiente más sostenible.
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CuteSolar
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