Los sectores de la patata, las frutas y las verduras se enfrentan a una crisis energética debido al crecimiento disparado del coste de almacenamiento de sus cosechas, vinculado a los precios "estratosféricos" de los contratos de electricidad que se ofrecen actualmente.
El almacenamiento de las cosechas en cámaras frigoríficas depende en gran medida de la energía eléctrica (ventilación, refrigeración), elemento central del modelo económico de muchos productores de patatas (de consumo y de siembra), así como de los productores de frutas y verduras (zanahorias, manzanas, peras, kiwis, etc.). Permite abastecer el mercado durante todo el año en condiciones óptimas de almacenamiento (de 0 a 8° C), a veces incluso compensando la retirada de las sustancias activas utilizadas hasta ahora para el almacenamiento (como en el caso de la prohibición de CIPC en las patatas en 2020).
Según los distintos estudios realizados por UNPT, FN3PT, FNP Fruits y Légumes de France, entre la mitad y las tres cuartas partes de los productores (según el sector) están o estarán en proceso de renegociar sus contratos de electricidad en 2023 para las potencias superiores a 36 kVA (o 33 kW), que actualmente no pueden acogerse al escudo energético (TRV TPE) establecido por el Gobierno francés.
Con un aumento medio de 50-60 €/MWh a 550-600 €/MWh, los costes adicionales de los productos almacenados generados por esta explosión de precios no están actualmente cubiertos por los precios de los contratos ni por los precios del mercado. Los costes adicionales ascienden a varias decenas de miles de euros por explotación.
En un contexto inflacionista global para la agricultura, los productores se preguntan sobre su capacidad real de asumir financieramente los vertiginosos costes adicionales del almacenamiento en frío (a veces durante casi 10 meses) o sobre la oportunidad de sacar toda o parte de sus cosechas del almacén antes de que expiren sus actuales contratos de electricidad.
Ante el riesgo de que los equilibrios económicos se vean profundamente sacudidos, UNPT, FN3PT y FNP Fruits et Légumes de France reiteran colectivamente y con toda firmeza su petición al Gobierno francés, que ha quedado sin respuesta hasta la fecha: abrir el beneficio del escudo tarifario (TRV) a todas las explotaciones agrícolas para las potencias conectadas superiores a 36 KvA.
Sin una decisión política que rompa con la normativa actual, y a pesar de todos los esfuerzos realizados por los productores para reducir su consumo de energía en los últimos años, ahora es seguro que una gran parte de la producción de patatas, frutas y verduras se perderá en los próximos meses.
En un momento en el que el Gobierno francés acaba de anunciar su "plan de soberanía para el sector hortofrutícola", sería inconcebible no actuar de forma responsable y pragmática con las decenas de miles de productores afectados por esta crisis en el territorio francés.
Fotografía: Dreamstime