La campaña de otoño de hortalizas se abre paso en Almería en plena cosecha de calabacín, berenjena, pimiento y pepino, cuyos volúmenes han subido en las últimas semanas haciendo que los precios se ajusten respecto a las altas cotizaciones de septiembre y principios de octubre. En el caso del tomate, sin embargo, todavía quedan entre 2 y 3 semanas con tal de que se alcancen volúmenes significativos.
“La cosecha de tomate se ha retrasado este año en Almería, mientras que en otros orígenes productores europeos, como Países Bajos, se ha precipitado el final de la campaña. Esto está dando lugar a que haya poca oferta en los mercados europeos y precios altos”, cuenta Stephan van Marrewijk, del departamento comercial de Vicasol.
La mayoría de productores de tomate neerlandeses no cultivarán este invierno por el elevado incremento del precio de la energía, necesaria para calentar e iluminar los invernaderos, donde se cultiva, en mayor parte, tomate rama. “Por esta razón, y ante estas previsiones, aunque en Almería ha aumentado la superficie de tomate respecto a la campaña anterior en todas las tipologías, ha subido un poco más en tomate rama, el cual había descendido en los últimos años por las dificultades que presentaba producirlo, a diferencia de en Países Bajos”, explica el comercial neerlandés de Vicasol.
La cooperativa almeriense produce aproximadamente 240 millones de kilos de hortalizas cada año, de los cuales, alrededor del 45% corresponde a tomate. “En nuestro caso, solo hemos aumentado ligeramente la producción de tomate, siendo los productores que van por libre aquellos que quizás han apostado más por aumentar su superficie destinada a este producto y más concretamente, de tomate rama”, señala.
De acuerdo con Stephan, “seguramente se notará la falta de tomate neerlandés en los mercados este invierno, pero nadie sabe todavía lo que va a pasar, porque hay que tener en cuenta que los costes de producción han subido alrededor de un 20% y esto hace que ya de por sí suba el precio del productos en los lineales. Si se dan momentos de escasez de oferta de tomate y se disparan los precios, el consumo podría retenerse muy seguramente, y más teniendo en cuenta que la situación económica está empeorando”.
"Cabe destacar también que la industria del procesado también está demandando más tomate, dado que el consumo de productos en conserva parece estar subiendo desde que ha empezado esta crisis de inflación, y si los precios de industria suben repercutirá también en la media de precios del tomate en fresco. Al final se tratará de un combate: producción vs. Consumo. De momento, es muy preferible empezar así, con precios altos en lugar de con una oferta saturada”, destaca Stephan van Marrewijk.
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Stephan van Marrewijk
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