Las lluvias del pasado fin de semana interrumpieron un largo periodo de sequía en Marruecos, pero no fueron suficientes para subir la moral de los productores.
Rida Aghori, ingeniero agrónomo, lleva observando la situación de déficit de lluvias desde 2016, utilizando un registro que ha recopilado a partir de fuentes oficiales. Según Aghori, "la tasa de llenado de las presas en Marruecos es actualmente del 24%. En el mismo periodo del año anterior, era del 34,5%, lo que supone un descenso del 10,5%. El impacto del déficit de lluvias de este año ha tenido un efecto fatal en las reservas de agua del país".
Esta situación es preocupante porque las reservas de las presas absorben el impacto en caso de retraso de las lluvias. Aghori explica: "La temporada agrícola 2021/2022 registró una precipitación que alcanzó los 199 mm a finales de mayo de 2022, lo que supone un 44% menos que la media de los últimos 30 años y un 34% menos que en la temporada anterior". Esta temporada también se caracterizó por una mala distribución temporal y espacial de las precipitaciones, ya que "casi un tercio de las precipitaciones se produjeron en noviembre y diciembre y el 53% de las acumuladas en marzo y abril. Varias zonas del país experimentaron poca o ninguna precipitación".
A pesar de las precipitaciones de este fin de semana, la tasa de llenado de las principales grandes presas sigue disminuyendo, pasando de 3.880,5 mm³ el 18 de noviembre a 3.860,5 mm³ el 22 de noviembre.
Marruecos, al igual que otros treinta países del mundo, está actualmente clasificado por la ONU como en estado de estrés hídrico y se acerca peligrosamente al umbral de la escasez absoluta de agua, que el país podría alcanzar a finales de la década, según el Banco Mundial.
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Rida Aghori
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