Como explica la bióloga Victoria Sánchez en entrevista con EFE, la inducción de la autofagia, un mecanismo natural que utilizan los seres vivos "para sobrevivir a situaciones adversas y mantenerse saludables" a partir del reciclaje de nutrientes y un uso "más eficiente" de los mismos, podría ser la clave para hacer más resistentes a los cultivos de fresa frente a la sequía extrema. Y es justo lo que están estudiando en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea 'La Mayora' (IHSM) de Málaga.
Las plantas, señala, suelen hacer uso de este proceso por factores relacionados con el medio ambiente, como la falta de agua, nutrientes y luz o el exceso de calor, situaciones que hacen que estén sometidas a estrés.
Su laboratorio, que aplica la autofagia inducida a plantas transgénicas por medio de un gen, pretende probar si, a través de este método, y sometidas a falta de agua, las fresas "están más contentas, verdes y turgentes" comparadas con las no alteradas químicamente.
Si el método funciona, las fresas podrían llevar mejor "las circunstancias derivadas del cambio climático". Ello, además, podría propiciar un "uso más eficiente del agua", disminuir los fertilizantes que se aplican y contaminan con sus residuos los ríos y generar un "beneficio a nivel ambiental", a la vez que "un ahorro económico para los agricultores".
Las plantas transgénicas con las que el laboratorio trabaja a día de hoy "no se pueden normalmente cultivar de forma comercial", pero "si consiguen este efecto protector, igual se podría aplicar este conocimiento para buscar líneas que puedan tener un nivel de autofagia natural y ver si eso correlaciona con mayor resistencia a la sequía".
El estudio de Sánchez, que arrancó en septiembre de 2021 como proyecto unipersonal del Ministerio de Ciencia e Innovación, prevé obtener resultados definitivos en octubre de 2024.
Fuente: lavanguardia.com