Citricultores de España, Francia, Italia y Portugal han desarrollado herramientas preventivas para evitar la entrada de plagas “importadas” de países terceros y promover cultivos respetuosos con el medio ambiente, en un proyecto coordinado por la organización agraria Asaja.
Un kit para detectar enfermedades, técnicas de cultivo contra insectos o el uso de plantas resistentes son algunas soluciones del proyecto Life Vida for Citrus, desarrollado en nueve explotaciones de cuatro países mediterráneos desde 2019, y cuyos resultados se han difundido este lunes en Bruselas.
En su presentación, en la sede del Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas Comunitarias (COPA-COGECA) han participado citricultores españoles, eurodiputados y representantes de las direcciones generales de Agricultura y Sanidad de la Comisión Europea (CE).
Life Vida for Citrus integra a institutos de investigación y universidades; por parte española la organización agraria Asaja (especialmente Asaja-Málaga y AVA-Asaja Valencia), y centros de investigación de Canarias, Andalucía y la Comunidad Valenciana (ICIA, Ifapa e IVIA, respectivamente), entre otros.
Entre las conclusiones destaca la vulnerabilidad de los cítricos a la enfermedad llamada Huanlongbing (HLB), considerada la “más mortífera” en cítricos, causada por bacterias y que ha provocado graves pérdidas en países como EE. UU.
La HLB no tiene cura, uno de los insectos vectores ya se ha detectado en España y en Portugal, y los medios de control tienen “un alto coste medioambiental” por lo que los responsables del proyecto han impulsado un kit para la detección precoz.
Life Vida for Citrus también ha incluido la investigación de técnicas que mitiguen los efectos del insecto transmisor, como la suelta de “microavispas” o la introducción de plantas resistentes a la enfermedad.
En España, las organizaciones de Life Vida for Citrus han trabajado junto con la Administración estatal para la implantación y el mantenimiento de cubiertas vegetales –naturales o sembradas–, una práctica con ayuda de los ecorregímenes de la PAC, que promueven los servicios al medioambiente.
El cambio climático también afecta a la producción de naranjas, limones o mandarinas y, según las conclusiones del proyecto, “se debe animar a los agricultores a no poner trabas en el camino y no retrasar la entrada de medidas que van a mejorar nuestro medio ambiente”.
Los trabajos incluyen la gestión integrada de plagas, la reducción de fitosanitarios o el establecimiento de “hoteles de insectos que refugian a aquellos beneficiosos para la polinización y que se comen a los causantes de enfermedades.
Fuente: lifevidaforcitrus.eu