Faltan aproximadamente tres meses para que entre en vigor el impuesto sobre el carbono (ETS) en la Unión Europea. Todo el mundo está de acuerdo en que supondrá un coste elevado, aunque existe una gran incertidumbre sobre el coste exacto. De momento, solo dos transportistas han anunciado en las últimas semanas indicios de estos próximos recargos: Maersk y Hapag-Lloyd.
Existen muchos problemas metodológicos a la hora de calcular el coste del ETS por contenedor, dada la forma en que los reguladores de la UE han considerado definirlo, y debido a los desafíos sobre cómo asignarlo por TEU. Además, la ley impide a los transportistas acordar una fórmula común de recargo, lo que provocará desajustes entre ellos.
Los nuevos datos presentados por Maersk y Hapag-Lloyd son solo indicaciones preliminares, ya que solamente presentarán datos firmes un mes antes de la aplicación. Además, las emisiones realizadas en 2024 tendrán que contabilizarse y pagarse en septiembre de 2025. Pero para cubrir el coste en septiembre de 2025, el transportista tendrá que cobrar una prima, sin saber cuál será el coste real en septiembre de 2025.
No es de extrañar que existan diferencias muy grandes en el recargo por ETS entre las dos empresas. Incluso observando sus niveles relativos, no hay un patrón, ya que, para el tráfico del norte de Europa, incluso en un viaje de ida y vuelta, Hapag-Lloyd indica un recargo por ETS bastante más bajo que Maersk, mientras que para el tráfico del Mediterráneo, es al revés.
En ningún caso se está criticando a las dos navieras; hay que elogiarlas por ofrecer al menos el principio de transparencia. Lo que ilustran es que será increíblemente difícil para los cargadores hacerse una buena idea de este próximo coste del ETS.
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