Los expertos coinciden en que el cambio climático se ha convertido en el mayor reto al que se enfrenta la agricultura marroquí, una aseveración confirmada por profesionales que ya están sufriendo alteraciones climáticas sobre el terreno. La sequía constante, el grave estrés hídrico y las temperaturas extremas se han convertido en una realidad en muchas partes del país, en especial en la región de Sus-Masa, donde las temperaturas alcanzaron un máximo histórico de 50,4 grados el pasado agosto, que abrasaron campos enteros y retrasaron el inicio de la campaña marroquí.
Como resultado de unas condiciones meteorológicas, se han alzado voces que llaman a un replanteamiento del modelo de producción e invernadero y a pasar a la siguiente fase de la modernización de invernaderos. Este tema espinoso lleva mucho tiempo debatiéndose y posponiéndose. Según varios productores que han hablado con FreshPlaza, el modelo marroquí no puede soportar tales inversiones y conservar la rentabilidad, como es el caso del sector del tomate, quejado de fragilidad económica. ¿Qué ocurre si los agricultores no tienen alternativa? Samir Belhouari, director gerente de Horti Sud, proveedora marroquí de equipos, aborda la cuestión.
"Los invernaderos más utilizados en Marruecos y en la región de Sus-Masa en particular son los invernaderos canarios tipo Almería, con o sin canales para recoger el agua de lluvia. Sin embargo, los invernaderos canarios no se pueden adaptar a los actuales cambios del clima y han alcanzado los límites de su modernización. La nueva realidad climática y la tendencia de los principales productores nacionales de producir los doce meses del año exigen la migración al siguiente modelo de invernaderos, mejor adaptados a las inclemencias meteorológicas y a la producción tanto en invierno como en verano".
Belhouari continúa: "Desde luego, hay condicionantes económicos que pesan sobre la cuestión, como que el modelo productivo actual no permite que se hagan nuevas inversiones con rentabilidad, pero los productores que han descuidado estas inversiones han visto cómo sus plantaciones quedaban abrasadas por el calor". En el punto álgido de la ola de calor en Sus-Masa, las temperaturas dentro de los invernaderos alcanzaron hasta 70 °C durante el día y más de 45 °C por la noche durante tres días, que quemaron plantaciones enteras de tomates y hortalizas tempranas.
Entre los invernaderos canarios y los invernaderos de alta tecnología que el modelo económico no puede permitirse, Horti Sud ofrece un modelo intermedio. Belhouari explica: "Ofrecemos mejoras como pantallas con mallas de sombreo y sistemas de niebla. Estas mallas se extienden sobre los invernaderos y limitan el efecto de la radiación solar, lo cual reduce la temperatura dentro del invernadero, pero incide sobre los rendimientos al absorber las ondas luminosas necesarias para la fotosíntesis. La niebla o el sistema de nebulización se aplica en forma de pulverización dentro de los invernaderos y, al evaporarse, baja la temperatura. El agua se filtra, se presuriza a 5 bares y se encauza a través de las boquillas instaladas sobre los cultivos. El sistema consume energía principalmente para la sobrepresurización del agua, y como el sistema se utiliza un máximo de un mes al año, es coste es inapreciable, si se compra con el coste del riego que se practica en todo el cultivo".
Estas soluciones han resultado suficientes para contrarrestar los efectos de la ola de calor, concluye Belhouari. "Los productores que han aplicado estas soluciones de media tecnología han podido salvar sus plantaciones. La mayor limitación sigue siendo la disponibilidad del agua necesaria para la nebulización".
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Samir Belhouari
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