El Congreso Nacional de Fruta de Hueso se ha convertido “en una referencia para el sector de la fruta de hueso nacional e internacional”, explica David Ruiz, el presidente de su comité científico. “Este congreso resulta especialmente atractivo por estar específicamente dedicado a especies de [el género] Prunus, como el melocotonero, albaricoquero, ciruelo y cerezo. En el certamen se mostrarán las principales novedades y los resultados de investigación en las distintas áreas en las que está organizado: estrategias agronómicas sostenibles; sanidad vegetal; nutrición, bioestimulantes y poscosecha; innovación varietal y comercialización. Contará con ponentes de reconocido prestigio del ámbito científico y de empresa del sector. La simbiosis entre la investigación y el sector productivo es uno de los objetivos del congreso, ya además lo hace particularmente interesante”.
Este sector, “básico y estratégico para la economía de la Región de Murcia y también de la nacional”, se enfrenta a una serie de retos encabezados por el cambio climático. “Su incidencia es particularmente importante en las zonas cálidas de producción del sur y sureste peninsular. El incremento de las temperaturas conlleva una reducción de la acumulación de frío invernal, lo que pone en riesgo su producción. Los ciclos de maduración, los calendarios productivos y la calidad del fruto se ven afectados por estas condiciones adversas que ya estamos sufriendo. Si no somos capaces de articular medidas para revertir este calentamiento global, estos problemas irán a peor. Además del calentamiento global, sobre este sector se ciernen otros problemas de gran envergadura que ponen en riesgo su sostenibilidad”.
“La disponibilidad de recursos hídricos es una dificultad estructural de nuestra zona, y enfermedades como el virus de la sharka, cepa Marcus, suponen un riesgo inminente de consecuencias muy graves para albaricoqueros, ciruelos y melocotoneros. Junto a todo ello, resulta vital reducir costes para nuestros productores, que deben hacer un esfuerzo en automatización, mecanización y optimización del manejo agronómico”.
Por ello, la innovación varietal “es fundamental” para conseguir las menores necesidades de frío posibles y la mayor adaptación a nuestras zonas cálidas de cultivo. “Es un objetivo prioritario para todas las especies de frutales de hueso en el Cebas y el Imida. También es clave obtener la máxima información sobre características agroclimáticas (actuales y futuras) en nuestras áreas de cultivo y de las necesidades adaptativas de las variedades, para cultivar mejor. También se está trabajando en soluciones que palíen los problemas de adaptación, con bioestimulantes, por ejemplo. El desarrollo también pasa por la mejora genética para obtener variedades resistentes a los virus y que sean autofértiles para garantizar su productividad y calidad. Además debemos tender a una agricultura de precisión, de reducción de costes y sostenible con el medio ambiente”.
Fuente: laverdad.es