Con su nuevo modelo de invernadero, el equipo de Filclair ofrece a los productores la oportunidad de beneficiarse tanto del cultivo semicerrado como del trabajo en una instalación de cultivo de plástico. "Un invernadero de plástico de doble capa ofrece un alto valor de aislamiento, por lo que apenas se pierde calor", afirma Jelle Boeters, de Filclair. "Y el cultivo semicerrado proporciona un control extra sobre el ambiente, lo que permite ahorrar energía y CO₂".
Pasillo climático y pared acolchada
Las ventajas del cultivo semicerrado son muy conocidas, afirma Jelle, director de la filial holandesa de Filclair. "Al añadir un pasillo climático y una pared acolchada que insufla aire exterior tratado en el invernadero, se puede controlar con precisión el ambiente del invernadero. El aire exterior se enfría para alcanzar la temperatura correcta dentro del invernadero. Gracias a este control, hay menos necesidad de ventilación, lo que supone un ahorro en calefacción, refrigeración y, por supuesto, en emisiones de CO₂".
Esto se suma a los elevados valores generales de aislamiento de los invernaderos de plástico de doble capa. Combinado con la disponibilidad de varias películas para invernaderos que optimizan el uso de la luz disponible, esto ha creado demanda de estos invernaderos en varios lugares. México ha sido un mercado importante para Filclair en los últimos años, y la empresa también opera en Estados Unidos. "Existe una necesidad de expansión y conocimiento", afirma Jelle. "Como proveedor de invernaderos de plástico de calidad, hay oportunidades". Como ejemplo, menciona que Filclair mide continuamente con sensores de presión patentados. "Diferentes proveedores insuflan de vez en cuando aire en la doble capa con temporizadores, lo que es esencialmente una estimación. Con los sensores de presión, se sabe exactamente cuándo aplicar presión adicional. Es un ejemplo de cómo el mercado valora la calidad y la seguridad". Añade que los cálculos utilizados en sus estructuras se basan en las limitaciones de carga climática y el tipo de cultivo en el suelo específico. "Toda la investigación y el desarrollo se centran en optimizar estas condiciones, favoreciendo la luz y la fotosíntesis. Con el modelo semicerrado, hemos añadido una herramienta para optimizar en más ambientes".
El modelo semicerrado, con un pasillo climático y un muro de acolchado
Escasez de gas o agua
Hay demanda en Oriente Medio y Australia, así como en ciertas zonas de América. "En zonas donde escasea el gas o el agua, el invernadero semicerrado ofrece oportunidades en términos de ahorro energético".
Con el nuevo modelo semicerrado, el equipo también da respuesta a las peticiones de los productores de cultivar con menos parámetros externos, ya que aporta opciones adicionales de control sobre el ambiente. En Asia, por ejemplo, donde tanto la humedad como la temperatura son muy altas, esto resulta muy valioso. "La mayoría de los cultivos no requieren este nivel de control, pero para gestionarlo adecuadamente hay que aislarse del clima local. Gracias a las unidades de tratamiento de aire, se puede controlar mejor la humedad en un invernadero semicerrado".
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Jelle Boeters
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