El sistema alimentario mundial, un complejo entramado de producción, procesamiento, transporte y consumo de alimentos, se encuentra en una encrucijada crítica. Las técnicas agrícolas modernas pueden alcanzar niveles de producción sin precedentes, pero el sector hortofrutícola se ve aquejado por desigualdades que afectan a millones de pequeños agricultores y consumidores de todo el mundo.
"Esta disparidad se manifiesta de varias formas, como limitaciones en el acceso al mercado, prácticas comerciales desleales y un alarmante índice de desperdicio alimentario. Este tipo de desigualdades duran ya más de lo que cualquiera habríamos esperado. Pero la modernización tiene la clave de un sistema alimentario más eficiente, transparente y equitativo para el beneficio de todos", explica Elad Mardix, CEO y cofundador de Clarifruit.
Clarifruit ofrece un software de control de calidad basado en IA para productores, exportadores, comercializadores y distribuidores de toda la cadena de suministro de frutas y hortalizas. Gracias a su última tecnología, Clarifruit brinda a los principales actores del sector herramientas de evaluación de la calidad más precisas, eficientes y escalables, automatizando y agilizando los flujos de trabajo de control de calidad.
La grave situación de los agricultores: afrontar un panorama desafiante
Pese a que la demanda de alimentos nutritivos sigue creciendo, los agricultores suelen estar a merced de un sistema que infravalora su trabajo y sus productos. El acceso limitado a los mercados, la dependencia de métodos tradicionales y a menudo subjetivos de evaluación de la calidad, y la falta de poder de negociación provocan desequilibrios sistémicos.
Estos retos se ven agravados por factores económicos, sociales y medioambientales como el cambio climático y las crisis geopolíticas. El acusado aumento de los costes de los insumos hasta 2022 tuvo consecuencias devastadoras de las que la agricultura no ha empezado a recuperarse hasta ahora.
El papel de la tecnología en el abordaje de las desigualdades
"La innovación y la tecnología tienen el potencial de abordar muchos de los problemas sistémicos que afectan al sistema alimentario mundial. Aprovechando los avances en el análisis de datos, la inteligencia artificial y la gestión de la cadena de suministro, podemos crear un paisaje agrícola más equitativo y sostenible", afirma Mardix.
Estandarización de la evaluación de la calidad
Una de las áreas críticas en las que la tecnología puede marcar la diferencia es la estandarización de la evaluación de la calidad. La implantación de sistemas objetivos y basados en datos para evaluar los productos agrícolas puede garantizar precios justos y reducir la subjetividad que a menudo perjudica a los pequeños agricultores.
Lucha contra el despilfarro y mejora de la eficiencia
"El desperdicio de alimentos es un reto monumental, ya que una parte considerable de los productos agrícolas nunca llega a los consumidores. Las soluciones tecnológicas pueden ayudar a gestionar mejor las existencias, optimizar las cadenas de suministro y reducir el despilfarro. Estas mejoras se traducen en mayores beneficios económicos para los agricultores y en un sector socialmente más sostenible", explica Mardix.
Capacitar a los agricultores con datos
El acceso a los datos puede transformar la toma de decisiones de los agricultores. Proporcionando información sobre las tendencias del mercado, los patrones meteorológicos y la salud de los cultivos, la tecnología puede ayudar a los agricultores a optimizar sus rendimientos, mejorar la calidad y posicionarse mejor en el mercado.
Aumentar la transparencia y el comercio justo
La transparencia es vital para un sistema alimentario justo y eficiente. "Las tecnologías de IA y macrodatos prometen aportar más transparencia a toda la cadena de suministro de frutas y hortalizas, garantizando que todas las partes interesadas tengan acceso a la misma información en todo momento. Esto deriva en negociaciones más equitativas y prácticas comerciales más justas", sostiene Mardix
Estas soluciones también tienen un efecto nivelador, ya que permiten a los pequeños productores acceder a mercados más grandes. La evaluación fiable de la calidad de los alimentos producidos también ofrece a los pequeños agricultores una forma de negociar mejores condiciones con precisión y confianza.
Implicaciones más amplias: hacia un sistema alimentario más equitativo
"Las repercusiones de la IA pueden extenderse mucho más allá del sector agrícola inmediato. Al crear un sistema alimentario más equitativo, podemos abordar cuestiones más amplias como la pobreza, el hambre y la sostenibilidad medioambiental. Una compensación justa para los agricultores puede conducir a la mejora de los medios de subsistencia y el desarrollo comunitario, mientras que la reducción del desperdicio de alimentos ayuda a disminuir el impacto medioambiental de la alimentación y la agricultura".
"Los retos a los que se enfrenta el sistema alimentario mundial son complejos y multifactoriales, pero no son insuperables. Mediante la aplicación meditada de la tecnología y la innovación, podemos transformar la forma en que producimos, distribuimos y consumimos los alimentos. Esta transformación requiere la colaboración de todas las partes interesadas, desde los agricultores y los proveedores de tecnología hasta los gobiernos y los consumidores. Trabajando juntos, podemos construir un sistema alimentario justo, eficiente y sostenible, que garantice la seguridad alimentaria para las generaciones futuras", concluye Mardix.
Para más información:
Malki Ehrlich
Clarifruit
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www.clarifruit.com