El vino de durián ha llamado la atención de los entendidos, a pesar del infame olor de la fruta. Si bien el olor del durián se ha comparado con el de la carne podrida o el azufre, la transformación de la fruta en vino disminuye significativamente este olor. Los enólogos se sienten atraídos por el durián como ingrediente no tradicional, ya que ofrece sabores complejos que no se encuentran comúnmente en otras frutas.
El sabor del durián se describe como dulce, cremoso y con una textura similar a la del flan, con interpretaciones variadas desde el mango hasta la tarta de queso. El sabor único del durián lo convierte en una opción atractiva para la experimentación en la elaboración de vinos. Aunque la fruta puede ser escasa y costosa en el mundo occidental, el vino ofrece una experiencia diferente y agradable.