Los arándanos, conocidos por su delicada naturaleza y susceptibilidad a la pérdida de humedad, presentan un reto único en el ambiente de almacenamiento en frío. Los métodos tradicionales para evaluar la dinámica de la pérdida de agua a menudo han resultado ser lentos y laboriosos.
La firmeza es uno de los atributos de calidad más críticos asociados con este período, siendo la pérdida de agua de la fruta la limitación más significativa para el mercado del producto fresco. Uno de los grandes retos es conservar las características de calidad de la fruta en los envíos marítimos, que pueden tardar hasta 60 días del hemisferio sur al norte. La disposición aleatoria de cada fruta dentro de un envase (diferentes proporciones de la cicatriz peduncular y superficie cuticular expuestas al ambiente) representa una fuente esencial de variación en la predicción del ablandamiento durante el período de almacenamiento.
Académicos de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Talca (UTALCA) diseñaron un dispositivo especial, referido como un colgador para deshidratación acelerada (DAD), para exponer casi toda la superficie de la fruta al ambiente y determinar el impacto de factores como la humedad relativa y el papel de la cicatriz peduncular y la cutícula en la pérdida de agua de la fruta. El DAD ofrece una solución novedosa a este problema al agilizar el proceso de evaluación, proporcionando mediciones eficientes y precisas, y en última instancia, mejorando los protocolos de control de calidad para la conservación del arándano.
El DAD demostró un rendimiento satisfactorio en la evaluación de la dinámica de pérdida de agua de la fruta durante el almacenamiento en frío. Sin embargo, se observaron fluctuaciones en los niveles de humedad relativa (HR), particularmente en HR más baja (30%), a lo largo del experimento, lo que afectó a la precisión de las mediciones. Se advirtió que mantener la HR cerca del 96% minimizaba la pérdida de agua de la fruta durante el almacenamiento, pero esto resulta complicado en entornos comerciales. Unos niveles más bajos de HR dieron como resultado la pérdida de agua diaria, necesitando una compensación excesiva en el envase comercial para mitigar la deshidratación durante el almacenamiento y transporte.
El estudio resaltó la importancia de las mediciones de deshidratación de las frutas por separado, ya que las variaciones en tratamientos poscosecha y fechas de cosecha influyeron significativamente en las tasas de pérdida de agua. Por ejemplo, eliminar la capa cerosa aumentó la pérdida de agua, mientras que sellar la cicatriz peduncular o la redujo, lo cual enfatizó el papel de estos factores en la regulación de la deshidratación de la fruta. Además, el momento de la cosecha influyó en la magnitud de las diferencias en las tasas de deshidratación, y las cosechas más tardías mostraron mayores efectos de los tratamientos poscosecha.
En general, el estudio concluyó que el DAD constituye una herramienta valiosa para evaluar estímulos precosecha y poscosecha de manera individual, mejorando así las predicciones del comportamiento de los arándanos durante el almacenamiento a largo plazo.
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