Hoy, 30 de mayo, la Asamblea General de la ONU celebra el primer Día Internacional de la Patata, un alimento básico para la mayoría de la población mundial. La iniciativa busca sensibilizar sobre los beneficios nutricionales, económicos, ambientales y culturales del tubérculo, así como su papel en la seguridad alimentaria y la generación de ingresos para familias y agricultores rurales. La FAO señala que casi la mitad de la producción mundial de patatas se destina al consumo en los hogares, y el año pasado se situó en 750 millones de toneladas, con Asia, África y América Latina a la cabeza, que produjeron el 59% del total.
Originaria de los Andes, la patata es conocida por su resistencia a condiciones climáticas adversas y su adaptabilidad. A Europa llegó en el siglo XVI y desempeñó un papel crucial en la urbanización y la Revolución Industrial, antes de extenderse a todo el mundo. Históricamente, ha sido vital en momentos de crisis, como durante la dinastía Qing en China y la Segunda Guerra Mundial, al ofrecer seguridad alimentaria. La Gran Hambruna de Irlanda es un ejemplo de la importancia de la diversidad genética para prevenir desastres agrícolas.
En la actualidad, con más de 5.000 variedades, la patata contribuye a la lucha contra plagas, enfermedades y el cambio climático, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. Su cultivo se considera respetuoso con el medio ambiente debido a sus bajas emisiones de gases de efecto invernadero comparado con otros cultivos. En la última década, el incremento del 10% en la producción mundial de patatas ha tenido un impacto positivo en el empleo y los ingresos.
Fuente: larazon.es