"En estos momentos, el cultivo de las hortalizas de campo abierto está siendo increíblemente difícil", comenta Tom Desmet, de la empresa belga Desmet Agro. "Cuando el tiempo nos permite entrar en los campos, estamos trabajando día y noche, pero luego vuelve a llover y hay que retirar de nuevo los tractores. Esperemos que pronto haga más calor y pare de llover", dice este agricultor de la localidad belga de Meulebeke.
Tom, que produce zanahorias, puerros, coles, patatas y cebollas, no se anda con rodeos: "Cada cultivo es un reto. La semana pasada pudimos trabajar un poco, pero estamos a mediados de junio y todavía estamos plantando patatas. Normalmente, esa tarea se habría terminado hace mucho tiempo, pero hay retrasos por todas partes debido al agua que hay estancada en los campos. También en la producción de puerros vamos un poco retrasados. El viernes pasado pudimos hacer algo. De hecho, tuvimos mucha suerte, porque las lluvias son muy puntuales. El miércoles pasado, por ejemplo, nos cayeron 2 mm, pero en la otra punta del pueblo cayeron unos 30 mm. Por más que planifiques el trabajo, en este sector todo depende de las leyes de la naturaleza".
Precios altos a causa de los volúmenes limitados
No solo la siembra se retrasa, también la cosecha se complica a causa del frío y de las lluvias. "Hace tres semanas, recolectamos los primeros manojos de zanahorias y ahora estamos cosechando algunos volúmenes de coles. Solo que, a causa del frío, a las coles les falta calibre, y a causa de las lluvias, tenemos algunos problemas de caracoles en el cultivo de zanahorias. No está siendo fácil obtener los volúmenes deseados, lo cual es una pena, porque la demanda no falta. De hecho, el interés es muy grande, solo que no podemos surtir a todo el mundo. Damos prioridad a los clientes habituales".
"Estamos en pleno mes de junio y andamos por el campo con el gorro puesto. Es de lo nunca visto", continúa Tom. "Al principio de la temporada, todo el mundo temía que hubiera demasiados repollos, pero al final, los volúmenes son realmente limitados. La ventaja es que nos permite trabajar con buenos precios. La col lombarda se vende a 2,50 €/kg y el repollo a 1,75 €/kg. Si bien este nivel de precios es muy bueno, también está siendo necesario, ya que nos cuesta muchísimo trabajo entregar un producto de buena calidad. Por otro lado, si todo fuera tan fácil, el mercado estaría inundado de hortalizas, así que el trabajo duro en realidad merece la pena", dice Tom, que no quiere perder su optimismo.
"Si bien espero que pronto haga más calor y pare de llover, no quiero que volvamos a un período de sequía, como en los años anteriores, porque esto conlleva otros problemas, igual de grandes. Esta semana seguirá lloviendo, pero a partir de la semana que viene el tiempo mejoraría. A ver si es verdad", prosigue el agricultor. "En general, creo que los tiempos de sobreproducción ya han pasado. Con este clima, no tenemos que preocuparnos por eso. Hoy en día, es muy difícil planificar las labores en campo. Además, no solo el tiempo es un reto, también lo son la disponibilidad de mano de obra y las normativas. A veces es para desanimarse. En cualquier otro sector, las empresas pueden prosperar si lo tienen todo bien organizado y planificado, pero si se registran dos meses seguidos de lluvia, los agricultores lo tenemos muy difícil. Esperemos que pronto haga buen tiempo".
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Tom Desmet
Desmet Agro
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