"Todavía no ha llegado el buen tiempo, y para vender tomates hace falta. No es una cuestión de categoría, origen o producción. Cuando hace buen tiempo y calor, comemos ligero, si no, no consumimos tomates en gran medida", afirma Cédric Leite, de Mighirian Frères, empresa con sede en el mercado mayorista de Rungis, que, como muchos profesionales del sector, lamenta la falta de buen tiempo. "Un día hace buen tiempo, luego llueve dos días y así sucesivamente. Los tomates con mozzarella son un plato de verano, y mientras no comamos fuera, no venderemos. La gente no instala sus muebles de jardín para un solo buen día; se necesitan al menos tres días seguidos de buen tiempo para empezar una temporada".
Una temporada que este año corre el riesgo de terminar antes de empezar: "En general, solemos empezar la temporada en abril, y el consumo se dispara en mayo. Seguimos vendiendo tomates, por supuesto, pero ya estamos en julio y todavía no hay un pico de consumo. Por no hablar de que el consumo no despega durante las vacaciones de verano. Así que este año corremos el riesgo de que la campaña vaya mal".
En cuanto a la producción, aunque no es pletórica debido a la falta de sol, sigue habiendo mucha oferta: "No nos estamos quedando sin existencias, pero sí tenemos la sensación de que el mercado tira un poco".
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Mighirian Frères
Cédric Leite
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