Tras otra primavera atípica con demasiada lluvia y poco sol, la industria europea de transformación de frutas está muy preocupada por la disponibilidad de materias primas. El cambio climático está aquí, es real, y parece que su impacto hace que los "años normales" sean la excepción.
Varios cultivos frutícolas se han visto más gravemente afectados por las malas condiciones meteorológicas de una primavera húmeda y fría: las manzanas en algunas regiones productoras, y sobre todo las guindas, el ruibarbo, las ciruelas, las grosellas rojas y las grosellas negras se han visto especialmente perjudicadas. Además de la preocupación por el volumen de algunas cosechas, también hay problemas de calidad, como la falta de calibre de la fruta, que se traduce en un mayor coste de transformación y una disminución significativa de los rendimientos.
En el caso de las manzanas, la pérdida de la floración en primavera se ha traducido en menos fruta en los árboles. Para otros cultivos clave, como los melocotones, a menos que se sufran las tormentas de verano, se espera un año normal.
Aunque aún deben confirmarse las cifras definitivas, se percibe preocupación por la disponibilidad y la calidad de algunas frutas destinadas a la transformación. Además, en el contexto de los elevados costes de producción, tanto para los productores como para las fábricas, los precios al por menor no reflejan el valor real de las mermeladas, las cremas para untar, las conservas de fruta y las compotas, señala Profel en su comunicado.
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