Una máquina antiheladas, construida por Mingozzi Group, ha vuelto a proteger esta primavera varios huertos frutales en el norte de Italia, sobre todo en la zona de Cuneo. La solución se distribuye en Italia y Europa.
Maurizio Quaglia, propietario de la empresa frutícola I ciapè Cit, de la localidad de Barge, provincia de Cuneo, está muy satisfecho con la máquina. "Pasé dos noches con la máquina, a finales de abril, en los huertos de melocotones y albaricoques. La temperatura bajó hasta -2,5 °C. Pasé tres veces por los huertos a intervalos de una hora, a una velocidad de 6 km/hora. El resultado fue muy bueno. En las fincas vecinas en las que no se llevaron a cabo medidas de protección contra las heladas, algunas variedades de frutas de hueso sufrieron daños de hasta el 70%".
"Para los agricultores es una oportunidad importante", afirma el inventor Marco Mingozzi, "pero para los de la región de Emilia Romaña la ventaja es mayor, ya que hay una contribución a fondo perdido equivalente al 70% de la inversión".
"La máquina, que es remolcada por un tractor y funciona con gas GLP en bidones comerciales, está equipada con ruedas delanteras de 400 mm de diámetro regulables en posición y altura".
El principio utilizado para resolver el problema de la inversión térmica que provoca las heladas a la altura de las plantas es el del calentamiento del aire por convección. "La elevación del aire más frío en el suelo se induce por convección, calentando el aire en las proximidades del suelo de forma y volumen adecuados", explica Mingozzi. A medida que la masa de aire sobre el suelo se calienta, se expande, se vuelve menos densa y, por tanto, comienza a elevarse. Las dos masas de aire, una fría y otra caliente, convergen y se elevan. Posteriormente, el aire ascendente se enfriará más rápidamente que el aire circundante, y a cierta altitud (por encima de los 4 metros) ambos alcanzarán la misma temperatura y, por tanto, su movimiento ascendente se detendrá.
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Officine Mingozzi
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Ferrara (Italia)
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