La producción de piña en Centroamérica se está viendo afectada por unas condiciones meteorológicas anómalas que tienen como consecuencia una baja disponibilidad y una calidad inferior a la esperada. Paolo Bernardi, vendedor desde hace años en el mercado de Bolonia, en el puesto de Cazzola, hace balance de la situación: "Estamos en una situación muy grave que llevamos arrastrando desde hace al menos dos meses, y no se prevé que vaya a cambiar a corto plazo".
Foto de archivo.
Llega poco producto por barco, y a precios elevados. "Muy a menudo también nos vemos obligados a abrir reclamaciones porque, desgraciadamente, las piñas no aguantan bien. Algunos importan por avión, pero a precios prohibitivos. Un aspecto negativo de esta situación es que los clientes ya ni siquiera nos las piden, y se están desencantando con el artículo".
En lo que a los precios se refiere, si hubiera lotes perfectos de piñas, se podría pedir cualquier cantidad. Pero no es el caso, porque hay muy poca de alta calidad. "Los mayoristas pagarían hasta 18-20 euros por caja, pero el problema es que obtener una calidad constante es casi imposible en esta época debido al mal tiempo constante en las zonas de producción. En el caso del producto transportado por vía aérea, llega hasta los 40 euros por caja; estas piñas tienen la ventaja de una vida útil más larga".
Incluso el canal de restauración, que siempre ha consumido mucha piña, está en crisis y tiene que optar por otros artículos. "A corto plazo, las cosas no cambiarán", concluye Bernardi, "y seguiremos orientándonos a ojo".
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F.lli Cazzola