Un nicho dentro de otro nicho. A eso se dedica Q-cape, una empresa holandesa que suministra a la gran distribución exclusivamente calabazas importadas de Sudáfrica. "La mayoría de las calabazas ecológicas de ultramar solían venir de Argentina, pero la fiabilidad de las entregas a veces dejaba que desear. Así que, hace nueve años, empezamos a importar de Sudáfrica, y ahora trabajamos con una docena de productores de allí", dice Leo Stoker.
Añade que este país tiene una mejor situación geográfica para los envíos a Europa. "Además, mis suegros, que cultivan aquí en Países Bajos, tenían una explotación allí para abastecerse al por menor durante todo el año de varios productos procedentes tanto de Países Bajos como de Sudáfrica. La calabaza era uno de ellos. Vimos mucho potencial para esta hortaliza importada en el mercado europeo y decidimos dedicarnos por completo a ella".
Cabo Septentrional y Costa Oeste
Q-cape obtiene sus calabazas, principalmente Hokkaido, y poco a poco también más calabazas Butternut, de productores contratados en el Cabo Septentrional y la Costa Oeste. Las variedades suelen ser las mismas que se cultivan en los Países Bajos. "La Orange Summer funciona muy bien en Sudáfrica, pero creo que debería haber algunas variedades nuevas que puedan alargar la temporada y aumentar el rendimiento, sobre todo en lo que respecta a la mejora de la calidad al llegar a Europa. Sin embargo, a pesar de los inviernos cálidos de algunas zonas, el cultivo durante todo el año no será posible en Sudáfrica. Las calabazas necesitan cierta cantidad de luz solar para crecer", explica Leo.
Alemania, el mayor mercado
Por ahora, los supermercados ofrecen calabazas todo el año, y las sudafricanas están en las tiendas de enero a mayo. "Creamos programas con las cadenas de supermercados en consonancia con la temporada europea. Al retail le gusta seguir con el producto local hasta que se agota, pero también volver a empezar con una cosecha fresca, aunque venga de fuera. Alemania es nuestro mayor mercado, y eso se debe en parte a que solo trabajamos con calabazas ecológicas. Al fin y al cabo, la agricultura ecológica está algo más asentada allí", explica Stoker.
Y, aunque el consumo de productos ecológicos ha sufrido una ligera presión en los últimos años debido a la inflación, Leo vuelve a observar un aumento de la demanda. "Cuando los precios suben en general, los consumidores tienden a cambiar ligeramente sus elecciones, prefiriendo productos básicos. Pero la demanda de alimentos ecológicos está subiendo de nuevo, y estoy seguro de que esa tendencia continuará".
"Eso a pesar de la diferencia de precio con los productos convencionales, que no es, ni mucho menos, constante. Cuando la oferta de productos convencionales es limitada, los precios convergen". Leo continúa sus operaciones sudafricanas con importaciones de batata de mayo a septiembre. "Así, traemos de allí maravillosos productos ecológicos casi todo el año", concluye.
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Q-cape
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