Desde 2011 hasta 2020, Chile mantuvo bajo control oficial la bacteria Pseudomonas syringae pv. actinidiae (PSA), responsable de la bacteriosis del kiwi. Sin embargo, actualmente, esta plaga se considera "presente" en el país, con especial afectación en las regiones Metropolitana y Biobío. Debido a su diseminación a través del material de propagación, la PSA continuará siendo una plaga reglamentada para el cultivo de kiwi (Actinidia spp.).
Si bien esta bacteria afecta tanto al kiwi verde como al amarillo, este último muestra una mayor susceptibilidad, lo que ha obstaculizado el desarrollo de la variedad en Chile. Las condiciones meteorológicas de este año, especialmente las heladas polares durante el invierno, han catalizado la diseminación de PSA, evidenciando una alta incidencia de la enfermedad en áreas previamente no afectadas.
Raimundo Cuevas, Gerente Técnico de Abud & Cía., señala una correlación directa entre la intensidad de las heladas y la manifestación de la enfermedad. Áreas con menos heladas experimentaron daños mínimos, mientras que zonas con heladas severas mostraron un mayor impacto. La vulnerabilidad de las plantas a las bajas temperaturas ha facilitado la virulencia de la PSA, especialmente en julio, cuando las temperaturas cayeron por debajo de cero durante más de 100 horas acumuladas.
Los síntomas de PSA se manifiestan entre agosto y septiembre, coincidiendo con el lloro de las plantas y la exudación de savia roja. Esto afecta significativamente la producción, ya que aunque muchas plantas pueden recuperarse, el daño en el número de brotes es irreparable. Las plantaciones jóvenes, de 1 a 4 años, han sido especialmente susceptibles, con daños que varían desde un 10 a 15% hasta un 50% de las plantas afectadas.
Cuevas también advierte sobre la alta carga de bacterias en el ambiente y la importancia de un manejo agresivo y periódico con bactericidas, como el sulfato de cobre pentahidratado o antibióticos, para proteger la producción futura. La amenaza de la PSA para el botón floral y la flor subraya la necesidad de aplicar meticulosamente el programa fitosanitario para minimizar las pérdidas en la producción.
Fuente: redagricola.com