El ministro de Agricultura sudafricano, John Steenhuisen, inauguró la pasada semana la Jornada Tecnológica de la plataforma de gestión de datos AgrigateOne, en directo desde el Parlamento, donde se presentó el informe presupuestario del departamento.
El Ministro de Agricultura, John Steenhuisen, pronuncia un discurso en el Día de la Tecnología de AgrigateOne, cuyo fundador y director general, Greg Whitaker, aparece arriba a la derecha (foto: Andrew Leonsins).
Su nombramiento ha reavivado los ánimos en el seno de la agricultura comercial y, con ello, las expectativas de que ciertos asuntos que se arrastran desde hace mucho tiempo puedan llegar a buen puerto, como la apertura del mercado estadounidense a los cítricos cultivados en todas las provincias de Sudáfrica.
Seis años después, la norma para ponerla en marcha se ha atascado en un pantano de argucias comerciales. "Hay mucho más que podríamos hacer para ampliar nuestras relaciones internacionales", dijo el Steenhuisen a los asistentes, uno de los cuales señaló más tarde que el ministro ya había hablado con el secretario de Agricultura de EE. UU., Thomas Vilsack, en los primeros cien días de su mandato, algo a lo que su predecesor nunca llegó durante su mandato a pesar de que supuestamente se le había abordado en repetidas ocasiones.
"Necesitamos que el resto de Sudáfrica tenga acceso a Estados Unidos, es el futuro de nuestras mandarinas", añadió durante su intervención Justin Chadwick, de la Citrus Growers' Association.
El ministro Steenhuisen quiere romper el aislamiento del sector agrícola y crear asociaciones entre todos los integrantes, desde los pequeños agricultores hasta los que producen a gran escala para la exportación.
Hambre generalizada y desperdicio masivo de alimentos
La necesidad es urgente: los informes publicados para conmemorar la seguridad alimentaria mundial señalan el retroceso de Sudáfrica. La tasa de retraso en el desarrollo infantil es muy alarmante, y Steenhuisen se refirió al impacto de la desnutrición, entre otros, en el rendimiento académico y la productividad.
Paradójicamente, las explotaciones agrarias sudafricanas producen una gran abundancia de cosechas, pero, según el ministro, "aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos en Sudáfrica acaban desperdiciados".
Destacó que, dadas las crudas cifras de personas que no ingieren una cantidad mínima de calorías diarias, "tenemos que ser mucho más innovadores en la forma de abordar el desperdicio alimentario", en palabras del ministro.
Steenhuisen alabó la rápida adopción de tecnología innovadora, como la que ofrece AgrigateOne, en el sector agrícola comercial sudafricano, pero señaló que "demasiadas normativas están obsoletas, ya que algunas datan de la década de 1940 y no han seguido el ritmo del sector".
Muchos de los asistentes a la jornada pensarían involuntariamente en la Ley 36 de 1947 sobre fertilizantes, piensos agrícolas, semillas y remedios. Por esta razón, dijo, el segundo foco de atención se centra en proporcionar un entorno normativo ágil. Algunos miembros del sector piden que se modifique la Ley de Organismos Modificados Genéticamente para excluir la edición de genes de la amplia definición actual.
La división del departamento, con una sección dedicada exclusivamente a la agricultura, mientras que la cartera de desarrollo rural y reforma agraria pasa a manos del ministro Mzwanele Nyhontso, es especialmente significativa, teniendo en cuenta que dos políticos de la oposición ocupan actualmente estos cargos.
El ministro Steenhuisen señaló que había pedido la cartera de agricultura porque la considera el motor del crecimiento económico y la creación de empleo en Sudáfrica. "Si no [creamos crecimiento económico y más empleo], todas las demás métricas de Sudáfrica irán en la dirección equivocada", advirtió. "Podemos lograr grandes cosas juntos".